Otra vez, Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos lanza amenazas contra México y Canadá. Ahora amaga con imponer aranceles del 25% a partir del primer día de su gobierno, ¿qué significa y qué repercusiones tendría? Analicemos con detenimiento.
Un arancel es un impuesto que se grava a las mercancías que un país importa, regularmente se hace con la finalidad de proteger la industria nacional. Por ejemplo, si un país “A” produce cierta mercancía, digamos vino y otro país “B” produce el mismo vino de la misma calidad, pero a un costo más bajo. En el comercio internacional, el país “A” compraría el vino de “B”, los consumidores del país “A” se beneficiarían de tener un producto más barato, pero los productores de vino dejarían de producir porque es más barato comprarlo en el extranjero. En consecuencia, las empresas locales cierran. Para evitar que los productores del país “A” quiebren, el gobierno podría imponer un impuesto (arancel) a los vinos que se compren en el extranjero, para que, la suma del precio más el arancel haga más caro el vino extranjero y de esa manera los consumidores prefieran el vino local.
De acuerdo con las teorías liberales del comercio internacional es irracional poner aranceles pues perjudica a los consumidores y por tanto, de un mayor nivel de consumo. Según los liberales, si un país no es eficiente en producir un bien, lo mejor es que lo compre en el extranjero. Por el contrario, las teorías proteccionistas argumentan que el Estado debe intervenir para proteger la industria nacional que garantice soberanía, empleos y crecimiento interno. ¿No se supone que Estados Unidos es (neo)liberal?, ¿por qué entonces actúa como proteccionista?
En realidad, siempre han actuado a conveniencia, cuando la industria de Estados Unidos era más fuerte, le exigieron al resto de los países, incluyendo a China, que liberaran su comercio internacional; ahora que las cosas cambiaron, que la industria China es más fuerte y eficiente para ofrecer productos de alta calidad a bajos precios, quieren volverse proteccionistas y bloquear el comercio chino.
El ejemplo más claro está en la industria automotriz, emblema de las empresas norteamericanas en particular y de todo el capitalismo en lo general. En los años noventa, Ford acaparaba el 40% del mercado mexicano; desde el año dos mil ese lugar lo ocupa Nissan, pero desde el año pasado han entrado al país marcas chinas con vehículos más baratos que compiten con gamas medias y ya representan el 30% del mercado.
La preocupación internacional es evidente porque los casos son similares en otros países. Volkswagen recortó miles de empleos este año y planea cerrar algunas plantas en Alemania; en Estados Unidos, Ford y General Motors seguirían los mismos pasos. China está imparable y el único freno es presionando a terceros países que comercian con China, por ejemplo, nuestro país. Por eso es que, además del arancel del 25%, Trump anunció un arancel del 10% adicional si el componente principal del producto importado fuera hecho en China.
Sin embargo, en esta ocasión, la teoría liberal tiene razón, al menos en el corto plazo. Gravar con aranceles sería perjudicial para los consumidores de Estados Unidos que no podrían sustituir tan rápido los productos mexicanos. En la gráfica siguiente se observa el tamaño del comercio entre México y Estados Unidos, sólo para bienes de consumo e intermedio, sumaban más de mil seiscientos millones de dólares hasta el mes de septiembre. Representan el 40% de todas las importaciones de nuestro vecino.
Elaboración propia con datos de SAT (2024)
Con los aranceles, Estados Unidos vería un incremento en precios finales entre el 3 y 15%, principalmente en materiales para la construcción, electricidad y energéticos. Para el caso de bienes intermedios, los más afectados serían los automóviles, que elevarían sus precios entre 5 y 8%. En el mediano plazo, los consumidores habrán reducido tanto su consumo que el PIB de Estados Unidos podría caer en una recesión sin horizonte, es decir, que podría extenderse por tiempo indefinido.
Para México los efectos serían la contracción de exportaciones porque tampoco en el corto plazo se reorientarían las ventas, por tanto, la caída del PIB. También eso pasaría con Canadá. Es decir, colocar aranceles es tanto como autoinfligir una crisis económica en la región que dejaría pérdidas irreparables, sobre todo para Estados Unidos.
Por lo que no es creíble la amenaza de Trump, no lo hará. Los mercados lo saben y ya lo han descontado de las reacciones, por ejemplo, con el tipo de cambio, nuestra moneda se depreció, pero ahora se ha mantenido estable. Más bien, responde a la estrategia de Trump, utilizará el tema para intentar chantajear a las autoridades mexicanas, quiere negociar y esto lo pone en una ventaja sobre México. Pero tenemos a una presidenta inteligente que Trump ha subestimado, confiemos en Claudia, al mismo tiempo que respaldemos sus acciones con organización popular. ¡Ni un paso atrás!
*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras
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