Del 15 al 18 de noviembre se llevará a cabo “el Buen Fin”, y como todos los años, se espera que millones de mexicanos participen y por consiguiente se endeuden en esta jornada de compras.
Conocido como "el fin de semana más barato del año", diversos comercios ofrecen "grandes promociones y descuentos" en tiendas físicas, pero también en sus plataformas en línea, situación que provoca que muchos compren a diestra y siniestra, sin medir que a la larga desencadenen el llamado estrés financiero.
“El Buen Fin”, que surgió con el objetivo de incentivar el comercio interno, se volvió a la larga en una situación en contra de miles de mexicanos, quienes con las "promociones", abusan de la tarjeta de crédito, perdiendo el control de sus finanzas.
El estrés financiero es la presión emocional y sicológica que experimenta una persona cuando sus preocupaciones económicas superan su capacidad para manejarlas. Las deudas, la falta de ahorros y la incertidumbre económica son factores comunes que contribuyen a este tipo de estrés.
Para muchos, vivir al límite o no saber si van a llegar a fin de mes es una sensación casi permanente. Las razones son diversas: distribuir el dinero en deudas, no saber ni en qué gasta su dinero, gastar mucho en vivienda, evitar tener gastos (y no precisamente para ahorrar); ahorrar es imposible y sienten que su estabilidad emocional es vulnerable.
La acumulación de deudas es una fuente común de estrés financiero en México. Según datos del INEGI, en 2020 el 63.1 % de los hogares mexicanos reportaron tenerlas. Esta situación no solo representa una presión sicológica constante para las personas, sino que también genera graves consecuencias para la salud, como los padecimientos de ansiedad y depresión, dos de las consecuencias más comunes del estrés financiero relacionado con las deudas.
El estrés financiero puede tener un impacto significativo en la salud mental y física; la inestabilidad provoca sensación de tristeza, miedo, irritabilidad, llanto incontrolable, incapacidad para resolver un problema, falta de concentración, ansiedad, depresión y otros trastornos sicológicos.
Físicamente, la persona presenta síntomas como dolor de cabeza, malestar estomacal, agotamiento, sueño alterado, hipertensión, problemas gastrointestinales y otras condiciones médicas. Además, se puede presentar un aumento en el consumo de alcohol o tabaco o necesidad de comer grasas o dulces.
Incluso, la preocupación constante por las finanzas personales consume energía y atención, lo cual puede disminuir la capacidad de concentración y rendimiento en el trabajo, mermando la calidad de vida, y con ello, una desatención en distintas áreas.
Por ello, la importancia de mantener un equilibrio de las finanzas personales para evitar que trasciendan más allá de una cartera vacía.