La proximidad de las elecciones presidenciales en Estados Unidos pone a México en una posición incierta. El resultado de la contienda entre Donald Trump y Kamala Harris podría transformar la relación bilateral, dejando a México en la encrucijada de políticas más estrictas y una relación llena de tensiones.
Estados Unidos se prepara para una elección crucial este 5 de noviembre, y “Gane quien gane, va a propiciar un endurecimiento de la política de Estados Unidos hacia México”, anticipó Jorge Schiavon, académico de la Universidad Iberoamericana, en un reportaje publicado por el periódico “El País”.
Ante ello, estas algunas de las políticas que han establecido los candidatos durante campaña, y cuál sería el impacto para nuestro país.
MIGRACIÓN
Si gana Trump:
La amenaza del muro fronterizo y el discurso antiinmigrante que caracterizó a Trump en su primer mandato parecen ser más intensos. Desde que lanzó su campaña en 2016, el magnate dejó claro su desprecio hacia los migrantes mexicanos, a quienes describió como “bad hombres”. Con la advertencia de “viene en modo de guerra”, Trump podría endurecer las políticas migratorias, sin dejar detrás la deportación masiva que menciona constantemente.
Si gana Harris:
Kamala Harris, aunque menos extrema en sus posturas, también ha insinuado un aumento en las medidas de control migratorio. Aunque su enfoque es más diplomático, probablemente mantendría las políticas de colaboración, pero bajo acuerdos que obliguen a México a detener el flujo migratorio desde Centroamérica. “Kamala Harris nunca ha hablado de deportaciones masivas como sí lo hace Trump; con ninguno de los dos la cuestión migratoria sería un escenario fácil, pero con Kamala por lo menos habría un espacio para guardar las formas y para llegar a acuerdos”, afirmó el doctor Arturo Santa Cruz, director de la División de Estudios de Estado y Sociedad para la Universidad de Guadalajara
COMERCIO, ARANCELES Y EXIGENCIAS EN EL T-MEC
Si gana Trump:
La amenaza de una guerra arancelaria vuelve a ser un riesgo bajo la administración de Trump. En 2018, amenazó con desmantelar el Tratado de Libre Comercio y buscar renegociaciones más agresivas para fortalecer la economía estadounidense. Incluso hoy lanzó una advertencia a Claudia Sheinbaum sobre la imposición de 25 % en aranceles si México no frena tanto la migración como la droga.
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Si Trump vuelve al poder, la política proteccionista podría impactar sectores clave en México, especialmente la industria automotriz y el sector agrícola, lo cual no solo encarecería los productos en ambos lados de la frontera, sino que afectaría la economía nacional y los empleos. “Es conocida por todos la gran dependencia que tiene México de Estados Unidos: casi el 50 % de nuestras importaciones provienen del vecino país del norte, y es el principal inversor”, señaló Roberto Zepeda Martínez, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, de la Universidad Autónoma de México (UNAM)
Si gana Harris:
Harris podría mantener un enfoque menos conflictivo en el comercio, pero los especialistas advierten que podría renegociar algunos puntos del T-MEC para endurecer los estándares laborales y ambientales. Esta estrategia pondría presión sobre las industrias mexicanas para cumplir con exigencias estadounidenses más estrictas, elevando costos de producción y reduciendo la competitividad de México en el mercado norteamericano. Esto cuando, en su momento, como senadora, votó en contra del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC).
SEGURIDAD Y NARCOTRÁFICO
Si gana Trump:
La posibilidad de que Trump vuelva a intentar designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas enciende las alarmas en México, abriendo la puerta a intervenciones estadounidenses. Esta política no solo podría poner en riesgo la soberanía nacional, sino que también incrementaría la militarización en la frontera.
Si gana Harris:
Harris ha manifestado la necesidad de colaboración con México, pero a través de un enfoque más crítico hacia las políticas de seguridad mexicanas. La reciente captura de Ismael “el Mayo” Zambada y las tensiones con Washington por la falta de comunicación sobre el operativo han generado una desconfianza creciente en la cooperación bilateral. Si Harris asume la presidencia, México podría verse forzado a responder a presiones para intensificar su lucha contra los cárteles.
México, debido a su cercanía geográfica y a la interdependencia en temas económicos, de seguridad y migración, es particularmente vulnerable a los cambios en la política estadounidense. Con más de 250 millones de votantes llamados a las urnas, el desenlace de estas elecciones y su impacto en México es incierto. Lo que sí es seguro es que México y Estados Unidos seguirán siendo socios ineludibles, con una relación inevitablemente marcada por los desafíos del próximo liderazgo estadounidense.