Recientemente, el Instituto Nacional Electoral (INE) anunció la Consulta Infantil y Juvenil 2024, un ejercicio democrático que celebra su décima edición y busca dar voz a niños, niñas y adolescentes en México. A través de esta consulta, el INE pretende conocer las preocupaciones, necesidades y sueños de las infancias en el país. Sin embargo, surge una pregunta importante, ¿las infancias han sido escuchadas en los resultados de estos procesos?
En 1997, en colaboración con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, por sus siglas en inglés: United Nations International Children's Emergency Fund) y el Instituto Federal Electoral (IFE, hoy INE) lanzó un proyecto pionero de elecciones infantiles llamado “La democracia y los derechos de los niños”. Este primer ejercicio buscaba familiarizar a niños y niñas con el derecho a elegir y expresar sus opiniones, aprovechando la jornada de elecciones federales para diputados y senadores del 6 de julio de ese año.
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Para lograrlo, el instituto permitió que 3’709,704 menores votaran en 9,000 casillas distribuidas en los 300 distritos electorales del país. Las casillas infantiles abrieron sus puertas junto con las de los comicios para adultos y contaron con la guía de jóvenes voluntarios, quienes se encargaban de orientar a los menores, contar los votos y llevar el registro.
A través de una boleta que incluía nueve derechos fundamentales, los niños expresaron sus prioridades. La educación fue la mayor demanda, con 837,173 votos a favor del derecho a tener una escuela para aprender y mejorar. Le siguieron temas cruciales como el derecho a vivir en un ambiente limpio (527,336 votos) y la protección contra el maltrato físico y emocional (501,682 votos).
51% de los votantes fueron niños y un 49% niñas; en términos de edad, la mayoría tenía 6 años (17%), mientras que los de 12 años representaron el porcentaje menor (12%).
Estos resultados no sólo arrojaron luz sobre las inquietudes de la niñez mexicana, sino que también posicionaron la consulta como un referente a nivel mundial. En comparación, otros países como Colombia, Chile y Ecuador habían registrado cifras considerablemente menores en consultas similares durante la década de los 90.
El éxito de este primer ejercicio inspiró su continuidad en México con consultas infantiles y juveniles cada tres años: en 2000, 2003, 2006 y así sucesivamente. Para analizar si estas demandas han tenido algún efecto en la agenda pública, revisaremos los resultados de la jornada anterior, la de 2021, y su impacto real en las políticas públicas y en el reconocimiento de los derechos de los niños en México.
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— @INEMexico (@INEMexico) November 3, 2024
Las niñas, niños y adolescentes darán sus propuestas para el país que quieren. ????
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Para facilitar su participación, la consulta fue presentada en modalidad mixta. Los participantes pudieron acceder a las boletas de forma digital, las 24 horas del día. Además, se habilitaron 39,288 casillas en todo el país, en espacios escolares y sedes de los órganos electorales. Participó un total de 2’850,940 niños y se dividieron las temáticas en Cuidado y Bienestar, Derechos Humanos e Impacto de la Pandemia por COVID-19. Donde los números más alarmantes fueron:
Los problemas más mencionados por adolescentes de 10 a 17 años incluyen discriminación (35.85 %), desigualdad y violencia de género (27.14 %) y abuso sexual infantil (25.71 %).
Adolescentes de 14 a 17 años enfatizan la necesidad de condiciones para hacer ejercicio (55.70 %) y acceso a servicios de salud (32.30 %).
Entre los 3 y 5 años, 30.49 % se sintió feliz, pero 28.41% también se sintió aburrido. Para los de 10 a 13 años, 25.42 % se sintió protegido, aunque 17.93 % experimentó tristeza.
El impacto de las consultas: ¿han servido de algo?
A lo largo de los años, los resultados de las consultas han sido entregados a las autoridades correspondientes, con la esperanza de que se traduzcan en políticas públicas. Sin embargo, la implementación de medidas efectivas sigue siendo limitada, durante la recopilación de información, no se encontraron datos sobre acciones tangibles que hayan sido efectuadas a raíz de los datos obtenidos.
Pese a que se han dado algunos avances, como la creación de programas específicos en materia de derechos de la niñez, la creación de espacios de ayuda mental y del deporte, además de campañas en contra de la discriminación, aún hay muchas áreas donde el cambio es lento.
La Consulta Infantil y Juvenil 2024 es una oportunidad para que el país tome en serio estas demandas y las convierta en un eje prioritario de las políticas públicas. La pregunta sigue siendo si México, como sociedad, está dispuesto a escuchar realmente a los menores y construir un futuro en el que sus voces se conviertan en acciones concretas.