El italiano Luciano D'Adamo, sufrió un accidente automovilístico en 2019. Ahora, al despertar del coma, cree estar en 1980, cuando tenía 24 años, y no reconoce a su familia. El hombre contó al periódico 'Messaggero' el último recuerdo antes de la oscuridad de su memoria y el primero después de que se despertó.
"Tenía 24 años, había trabajado en [el aeródromo de Roma de] Fiumicino, era entonces empleado del aeropuerto, personal de tierra. Cuando lo dejé, volví a Roma, vivía en Monte Mario. Volví a casa...", recordó Luciano D'Adamo.
Al día siguiente de despertarse en el hospital, pidió llamar a su madre y la enfermera le entregó un pequeño teléfono, pero Luciano D'Adamo aseguró que nunca había visto un móvil. Mientras tanto, entró en la habitación su esposa —una anciana desconocida para él— y le llamó por su nombre. Más tarde, apareció un hombre de unos treinta años, que le dijo que era su hijo.
"Pero, ¿cómo podía ser hijo mío un hombre nacido mucho antes que yo? ¿Y qué esposa? Yo no estaba casado, sino prometido, y desde luego no con aquella mujer, que debía de tener casi sesenta años, sino con una chica de 19. Es más, el matrimonio ya estaba concertado, nos íbamos a casar cuatro meses después...", expresó.
Pero cuando consiguió levantarse de la cama para ir al baño y apareció en el espejo un señor de pelo canoso y rostro marcado por la edad, Luciano empezó a gritar, precisa Messaggero. Entonces le explicaron que el accidente no había ocurrido en Monte Mario, sino en Via delle Fornaci, y no en 1980, sino en 2019. Un traumatismo craneal le había hecho perder la memoria de los últimos 39 años de su vida y de que la joven de 19 años con la que estaba a punto de casarse se había convertido en su actual esposa.
"Es un caso muy raro, hay que estudiarlo. Nunca he visto una amnesia tan extensa", comentó su neurólogo.
Ahora D'Adamo trabaja en mantenimiento en un colegio. El único recuerdo que le vino a la mente, tras cinco años en coma, fue una etiqueta con el nombre en la cuna de su primer nieto, nacido en 2014.
Nunca recibió indemnización, porque nunca se encontró al conductor que se dio a la fuga cuando lo atropelló. Esperaba conseguir una ayuda del Fondo de Garantía para las Víctimas de Accidentes de Tráfico, pero le dijeron que era imposible: no había testigos que pudieran afirmar haber presenciado el accidente, concluye el periódico.
