Este martes, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo confirmó que el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) desaparecerá y será la Secretaría Anticorrupción y de Buen Gobierno, antes llamada Secretaría de la Función Pública, quien cumplirá con las tareas de este organismo autónomo.
El 11 de junio de 2002 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto que creó el entonces Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), que comenzó a operar a partir de junio de 2003. En 2014 se cambió el nombre a INAI, y desde entonces este organismo se ha encargado de promover la cultura de la transparencia y la rendición de cuentas del gobierno.
De acuerdo con la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, el INAI garantiza el óptimo cumplimiento de los derechos de acceso a la información pública y la protección de datos personales, así como la transparencia y apertura de las instituciones públicas. También coordina el Sistema Nacional de Transparencia y de Protección de Datos Personales para que los órganos garantes establezcan, apliquen y evalúen acciones de acceso a la información pública, protección y debido tratamiento de datos personales; e impulsa el desempeño organizacional, así como promueve un modelo institucional de servicio público, orientado a resultados con un enfoque de derechos humanos y perspectiva de género.
Entre los asuntos de interés público que se han conocido gracias al INAI está el caso de San Fernando, Tamaulipas, en el cual el organismo instruyó a la Fiscalía General de la República dar a conocer la investigación sobre 7 fosas clandestinas con por lo menos 196 cadáveres encontrados en 2011.
El INAI determinó también que toda la información relacionada con la represión del Ejército a los estudiantes que protestaron contra el autoritarismo del gobierno en 1968 debe ser pública. En el caso Ayotzinapa, el instituto le ordenó a la Fiscalía General de la República dar a conocer una versión pública sobre la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos en 2014.
Sobre el caso Tlatlaya, el organismo autónomo ordenó a la entonces PGR dar a conocer una versión pública de la averiguación previa, donde civiles, incluyendo menores de edad, fueron asesinados presuntamente por el Ejército mexicano en 2014. En el caso Odebrecht, el INAI ordenó a Pemex la apertura de la información sobre uno de los casos de corrupción más grandes de Latinoamérica, en el que altos funcionarios del gobierno mexicano recibieron millones de dólares en sobornos.
En el socavón en el Paso Exprés, instruyó a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes dar a conocer toda la información sobre la obra, en la que tres meses después de haberse inaugurado, se formó un socavón que causó la muerte de un padre y su hijo en 2017. En uno de los casos más emblemáticos de corrupción, el INAI resolvió 252 quejas que contribuyeron a que se desarrollara la investigación periodística del sexenio de Enrique Peña Nieto, la Estafa Maestra.
El instituto resolvió 111 quejas relacionadas con créditos fiscales, destacando la resolución en la que ordenó al Servicio de Administración Tributaria revelar los nombres de las empresas y montos condonados o cancelados por el pago de impuestos.
El organismo puso a disposición de la sociedad la información publicada en la Plataforma Nacional de Transparencia sobre los padrones de 8 programas sociales, que en conjunto suman más de 15 millones de beneficiarios durante la Administración 2018-2024.
Sobre el caso de Segalmex, le ordenó a la Fiscalía General de la República entregar las denuncias por presunto daño patrimonial a este organismo descentralizado para la productividad agroalimentaria.
Es importante destacar que investigaciones periodísticas como “La Casa Blanca de Enrique Peña Nieto”, iniciada por el periodista Rafael Cabrera; “Las empresas fantasma de Javier Duarte”, de Arturo Ángel; y “La Estafa Maestra”, de Miriam Castillo y Nayeli Roldán, se apoyaron en el INAI y la Plataforma Nacional de Transparencia.
Además, estas investigaciones periodísticas ayudaron en gran medida a López Obrador a llegar a la presidencia, construidas por una prensa crítica ante el poder. Sin embargo, ya que ganó, dejó de gustarle la transparencia.