Censura y violencia siguen mermando la labor periodística en México

Censura y violencia siguen mermando la labor periodística en México

Foto: Enfoque

Después de 6 años de trabajo para el noticiero local de Mexicali, el conductor Gustavo Macalpin fue despedido en vivo por el director del canal 66 de forma denigrante y humillante. Los rumores afirman que fue a consecuencia de una crítica al esposo de la actual gobernadora de Baja California, Marina del Pilar.

 

Sin embargo, horas después, el propio conductor aclaró que no cree que su salida haya sido por la crítica a Carlos Torres, sino por sus constantes críticas al sistema y a la política mexicana.

 

 

Este hecho acaparó titulares en todos los medios de comunicación y las redes sociales por la forma en que fue despedido el periodista y analista político, sin previo aviso. Incluso hubo algunos quienes señalaron qué tan cobijado se sintió el director del canal que tuvo la astucia de despedir a su colaborador en vivo, sin ofrecer mayores explicaciones y sin considerar que lo que estaba haciendo es un despido injustificado.

 

Con esta acción, Gustavo Macalpin se une a un grupo de comunicadores que fueron despedidos de su espacio por supuesta censura durante este año.

 

Al inicio del año, la periodista Azucena Uresti se despidió de su noticiero nocturno en Milenio TV y anunció su salida de la empresa en la que laboró por 20 años. En un comunicado, la empresa informó que se integrará a un nuevo programa en una cadena radiofónica. La periodista agradeció a los televidentes y al equipo de trabajo, aunque no aclaró las razones de su salida.

 

 

Otro caso fue el del periodista Carlos González, quien condujo en enero su último noticiero en TV Mexiquense, poniendo fin a 20 años de trayectoria en esta televisora. Se despidió de manera inesperada del informativo estelar a pocos meses de la llegada de Morena al gobierno del Estado de México.

 

Asimismo, la periodista Laura Brugés fue despedida de manera abrupta de su puesto en la cadena Radio Fórmula en de marzo. La noticia de que fue despedida se da después de que su nombre fuera mencionado durante la conferencia mañanera del expresidente Andrés Manuel López Obrador, en la sección "'Quién es quién en las mentiras'.

 

En agosto, Héctor Aguilar Camín fue despedido de Televisa, específicamente del programa " La Hora de Opinar", que conducía Leo Zuckermann. El periodista fue notificado por la empresa para prescindir de su participación en esta mesa de debate bajo el argumento de que era necesario renovar la pantalla chica y traer voces y talentos nuevos. Aguilar Camín afirmó que, a su parecer, la decisión tiene que ver con un “sesgo político”.

 

Una semana antes del despido de Camin, la politóloga y activista Denise Dresser anunció su salida del programa “La Hora de Opinar” de Foro TV y Televisa, donde participó durante 14 años. A través de un video en sus redes sociales, Dresser compartió que fue notificada de su despido debido a un “proceso de reestructuración” ligado al contexto político actual.

 

 

El exsecretario de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda también fue despedido de este programa, y expresó su descontento en un artículo titulado “Una mala señal” publicado en la revista Nexos. Criticó la decisión de Zuckermann de “renovar el cuadro” del programa, calificando la explicación como “simple” y señalando que la medida podría interpretarse como una censura.

 

A este grupo de comunicadores que participaron en el programa y que también fueron despedidos se unen los panelistas Pablo Majluf, Luis de la Calle y Paula Sofia Vázquez.

 

Los retos que enfrentan los periodistas en México son complejos, ya que, además de ser uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, enfrenta desafíos propios de la profesión, pero también de violencia y censura.

 

México es uno de los países con más periodistas asesinados, lo que genera un ambiente de autocensura y temor. Más aún cuando la mayoría de los crímenes contra periodistas quedan impunes, lo que refuerza la vulnerabilidad del sector y la desconfianza en las instituciones.

 

De igual forma, muchos periodistas enfrentan presiones por parte del gobierno y actores poderosos para ocultar información o manipular narrativas. El Estado, paralelo del crimen organizado mata impunemente a reporteros si no les gusta lo que escriben o en el mejor de los casos, los censura y los despide de su empleo.

 

No por nada México es colocado como uno de los países más peligrosos del mundo para ser periodista.

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