Especulación inmobiliaria, una práctica que limita el acceso a la vivienda

Especulación inmobiliaria, una práctica que limita el acceso a la vivienda

Foto: Enfoque

Con el objetivo de regular el actuar de plataformas de alojamiento como Airbnb, el Congreso de la Ciudad de México aprobó una reforma a sus leyes para limitar el número de noches que se podrá alquilar un inmueble. Uno de los argumentos en favor de esta medida es que con ello se pretende abordar los problemas que causan estas plataformas, especialmente con la especulación inmobiliaria.

 

Con 49 votos a favor, seis en contra y nueve abstenciones, el Congreso de la CDMX reformó la Ley de Turismo con lo que se establece que una vivienda ofertada en plataformas de alojamiento, no podrá ser alquilada por más del 50 % del año. Esta iniciativa la envió el jefe de Gobierno, Martí Batres, quien refirió que uno de los objetivos es garantizar competencia igualitaria de plataformas y hoteles.

 

Sin embargo, otro de los argumentos fue que, con aplicaciones de hospedaje corto, como Airbnb, se fomenta la gentrificación de la ciudad, se encarece la renta y la vivienda pasa a fines de especulación. Este es un fenómeno complejo que tiene diversas causas, no sólo las plataformas, sino que incluyen factores económicos y sociales, y hasta cambios en el mercado y políticas gubernamentales.


 

¿A qué se refiere la especulación inmobiliaria?


 

La especulación inmobiliaria se refiere a un fenómeno en el que se hacen inversiones en bienes raíces, ya sean terrenos, casas, departamentos o edificios completos, en algunos casos inmuebles que ni siquiera han sido construidos, para obtener ganancias a futuro gracias a su apreciación. Estos se emplean para obtener ingresos a través de su venta, reventa o alquiler.

 

Este tipo de especulación se hace con la anticipación de que habrá cambios en el mercado de bienes raíces que eventualmente incrementará el valor de los inmuebles. En este sentido, los especuladores prometen el desarrollo de infraestructura y servicios, rehabilitación de vecindarios o el aumento de la demanda de vivienda, aunque no haya certeza de que tales proyectos se vayan a ejecutar.

 

Esto puede tener varias causas, pero la principal es el hecho de que hay un marcado desequilibrio entre la oferta y la demanda de vivienda. A medida que una ciudad crece y las personas comienzan a migrar a estas, los precios en la vivienda aumentan, siendo el entorno idóneo para la especulación inmobiliaria.


 

Dado que hay más gente que requiere un hogar, hay quienes empiezan a acaparar vivienda, edificios y departamentos para rentarlos o revenderlos a precios por encima del valor del que los adquirieron. Esto ocurre en zona céntricas, pero también en las periferias, donde se compra barato y se revende o alquila a precios exorbitantes con el augurio de que pronto se desarrollará el lugar.

 

En otros casos, hay ciudades en las que la disponibilidad de terrenos útiles para la construcción de viviendas es limitada, lo que la hace más codiciada y objeto de especulación. Los inversionistas compran terrenos en áreas estratégicas y esperan un tiempo sin usarlos ni construir en ellos hasta que la demanda aumenta, lo que inevitablemente termina por elevar los precios de la tierra, entonces la venden o construyen.


 

Si bien aparenta ser una forma de negocio con altas posibilidades de generar ganancias, en algunos contextos especular no es útil porque no siempre se cumplen las promesas de desarrollo urbano, expansión de servicios o simplemente porque no levantó interés en los consumidores, lo que lleva a grandes pérdidas por parte de los especuladores.


 

En cualquier situación, la especulación inmobiliaria puede crear grandes consecuencias, sobre todo para la gente que no tiene acceso a una vivienda. Por ejemplo, al haber terrenos y propiedades inactivas, se restringe la posibilidad de que otras personas accedan a esos bienes, más aún si estos elevan su costo hasta volverse inaccesibles para el grueso de la población, provocando casas vacías y gente sin vivienda.

 

También tiene impacto en la forma de vivir de las personas, pues al haber tierra e inmuebles sin uso, la expansión de las zonas urbanas se acentúa para más construcciones, lo que lleva a la gente vivir en zonas más alejadas de sus centros de trabajo o de donde están la mayor parte de los servicios.


 

Las plataformas de hospedaje tienen un papel en esto, ya que muchos propietarios optan por alquilar sus propiedades a corto plazo a través de Airbnb o similares, lo que limita las opciones de viviendas disponibles para alquiler a largo plazo. En áreas turísticas, céntricas y populares, el aumento de propiedades disponibles para aplicación puede contribuir a la gentrificación, que es el encarecimiento y desplazamiento por vivir en una zona.

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