“Jóvenes Construyendo el Futuro”, entre dudosos resultados y las críticas a los “ninis”

“Jóvenes Construyendo el Futuro”, entre dudosos resultados y las críticas a los “ninis”

Foto: Enfoque/Archivo

El llamado “Plan C” del presidente Andrés Manuel López Obrador sigue en marcha con la aprobación de sus últimas reformas constitucionales, como la del Poder Judicial y la de la Guardia Nacional. Otra de las que casi no se habla pero que está cerca de convertirse en una realidad es la que eleva el programa social de “Jóvenes construyendo el futuro” a rango constitucional.

 

La Cámara de Diputados aprobó por unanimidad la reforma al artículo 123 con lo que dicho programa social, uno de los más significativos de la actual administración federal, quedará plasmado en la Constitución Mexicana. Se garantiza que jóvenes de 18 a 29 años que no tienen empleo y no cursan un grado académico, tengan un apoyo mensual del gobierno equivalente al salario mínimo vigente.

 

 

Ahora, el siguiente paso es que pase a la Cámara de Senadores para que reciba el aval de los legisladores y el programa sea una ley constitucional. Este ha sido uno de los programas más criticados durante el gobierno que finaliza de AMLO, pues al ser un estímulo económico para personas sin ocupación laboral ni estudios, se estigmatizó con los llamados “ninis”, ni estudio ni trabajo.

 

La estigmatización de Jóvenes Construyendo el Futuro

 

Jóvenes Construyendo el Futuro es un programa del gobierno federal que opera en las 32 entidades del país desde el 2019, con el objetivo de que los beneficiarios, de 18 a 29 años, se capaciten laboralmente en algún centro de trabajo por 12 meses, recibiendo un apoyo de 7,527 pesos mensuales por parte del gobierno, más seguro médico a través del IMSS.

 

Esto también era una oportunidad para empresas, instituciones públicas y organizaciones sociales para que capaciten a jóvenes y puedan emplearlos sin la necesidad de contratarlos directamente, pues al final es el gobierno el que paga sus salarios y su inscripción a los servicios de seguridad social.

 

No obstante, las críticas a este programa llegaron propiamente por su naturaleza, por el hecho de darle un sueldo similar al de un profesionista, a una persona que no tenía estudios y que tampoco laboraba formalmente. Muchas personas señalaron que Jóvenes Construyendo el Futuro era más bien una forma de premiar a quienes no tenían ocupación, en vez de apoyar a quienes más lo merecían.

 

Bajo la misma línea, otro argumento que se dio en contra de tal programa es que, al igual que otras becas que se otorgaron en el sexenio, puede llevar a la dependencia económica de los jóvenes en lugar de incentivar la formación académica o la búsqueda de un empleo formal. Al ser benefactores de un apoyo sin condiciones estrictas, algunos jóvenes podrían optar por no buscar empleo de más exigencia.

 

Este tipo de señalamientos se erigen sobre la estigmatización y el juicio hacia las personas que no han tenido las mismas oportunidades de desarrollo o estudio. Es una forma de estereotipar a personas que no tuvieron formación académica o no pueden desarrollarse en el ámbito laboral, como personas discapacitadas, que se dedican a las labores del hogar o están en búsqueda de trabajo.

 

Por otra parte, se denunciaron irregularidades en el tiempo que se ha implementado el programa. “Moches” por parte de las empresas que emplean a los jóvenes, pagos duplicados o beneficiarios muertos, pagos de centros de trabajo inexistentes, o simplemente que la capacitación a los becarios era deficiente y que las empresas usaban el programa para no contratar empleados formales.

 

Pese a estas críticas y señalamientos, el gobierno ha presumido los resultados de Jóvenes Construyendo el Futuro. Por ejemplo, de acuerdo con la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), a día de hoy se han beneficiado un total de 2’973,461 personas, siendo la mayoría mujeres con 1’727,257, frente al 1’246,204 de hombre que fueron aprendices.

 

Por parte de las empresas, también llamadas “Tutores”, se estima que en todo el país hay alrededor de 600,000 centros de trabajo donde los jóvenes del rango de edad reciben capacitación y un empleo por un lapso de un año. Para lograr esto, se destinaron más de 115,000 millones de pesos en todo el sexenio.

 

En el estudio llamado “Jóvenes construyendo el futuro, un análisis desde la voz y experiencia de sus actores”, se detalla que aproximadamente cuatro de cada diez jóvenes beneficiarios pudieron encontrar un empleo tras su experiencia de 12 meses. Lo anterior significa que cerca de 1’189,384 jóvenes aprovecharon a cabalidad el programa y dieron el salto a un empleo formal.

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