Como cada año, llegaron las fiestas de septiembre con motivo de la Independencia de México, un lapso que se caracteriza por el consumo desmedido de bebidas embriagantes. Un riesgo latente en estas fechas es la ingesta de productos dañinos como el alcohol adulterado, pues en medio de las celebraciones es poco probable que las personas analicen el contenido de sus botellas.
Entre el 15 y el 16 de septiembre en prácticamente todo el país se llevan a cabo fiestas, convivios y celebraciones masivas en las que se ve comida típica y, por supuesto, bebidas alcohólicas. Esto significa una oportunidad para la venta de productos embriagantes apócrifos, tales como tequila, whisky, vodka o cualquier otro tipo de alcohol que podría ser adulterado y dañino para la salud.
Al ser un peligro en estas fiestas, es importante aprender a diferenciar y reconocer una botella adulterada antes de comprarla o consumirla. Rasgos a primera vista como el color del líquido, la botella o algunos sellos de seguridad impresos, son indicios para identificar una botella de alcohol adulterado.
¿Cómo identificar alcohol adulterado?
En primer lugar, se debe revisar que la tapa de la botella esté bien sellada, es decir, que esta no gire por sí sola ni escurra líquido de ella, pues en caso contrario, lo más probable es que haya sido abierta o no venga de fábrica. Se pueden comparar con otras botellas correctamente selladas para ver que la cantidad de líquido sea la misma y que su color sea igual.
También se pueden verificar girando la botella y luego colocándola en su posición original, con lo que se verá como las burbujas suben, pero en caso de que haya partículas que caen, lo más probable es que el licor se hizo con nulas condiciones de calidad e higiene. Eso puede indicar que el contenido es artesanal e inseguro, o bien, que el producto fue manipulado, rebajado o alterado.
Por lo general, la mayoría de las botellas de todo tipo de alcohol tienen un sistema de etiquetado horizontal que va bien pegado y no se puede retirar en su totalidad. De igual forma, todas las etiquetas deben estar bien colocadas, no una sobre otra, además de que se notan al tacto por sus relieves y con tinta directa en la etiqueta, algo que no se siente igual con las etiquetas falsificadas.
Además, todas las botellas tienen un marbete obligatorio por parte del Sistema de Administración Tributaria (SAT). Este es un holograma individual, es decir, hecho para cada pieza, que sirve para el control fiscal y sanitario de los productos de alcohol que se fabrican, comercializan y exportan en México, por lo que no debe ir tachado, remendado ni sobrepuesto.
Para esto, el SAT también tiene un verificador de marbetes físicos y electrónicos, con el cual se pueden escanear y capturar números de folio para visualizar la información que contienen. Con esto se verifica que la información debe ser igual a la de la etiqueta y contraetiqueta del envase, a fin de ver si es un producto legítimo.
Si estás a punto de comprar una botella y notas alguna anomalía como las antes señaladas, lo ideal es que desistas y elijas otra botella del estante o completamente vayas a comprar a otro establecimiento. Si ves que se trata de un recipiente en mal estado o poco convencional, como un frasco o botella de PET, una marca recién salida al mercado o poco conocida, también es una señal de alerta.
Por otra parte, está el sabor y la apariencia, pues el líquido de una botella certificada tiende a ser de un color más intenso y limpio, mientras que el alcohol adulterado se ve un color más transparente, especialmente en licores como el whisky o brandy, y a veces un poco “sucio”, algo notorio en bebidas como el tequila, que normalmente es un amarillento o cristalino.
Sin embargo, esto no se puede verificar en todos los casos, especialmente cuando se trata de bebidas que ya vienen preparadas. Es por esto que se recomienda pedir todo por separado, es decir, el vaso del que se beberá por un lado y el alcohol y demás complementos por otro, a fin de apreciar si es una bebida real.
Finalmente, está el olor del líquido, ya que en las bebidas que no cumplen con los estándares de seguridad, este puede oler similar al esmalte de uñas, pintura o un solvente, lo que da indicios de que es alcohol de etanol, el cual es tóxico y no apto ni recomendable para el consumo humano.
A pesar de que hay distintas formas de detectar una botella de alcohol adulterado, a muchas personas les pueden ganar las “ganas de fiesta” y no se toman el tiempo de verificar si están a punto de consumir un producto que pondrá en riesgo su salud. Hay quienes consumen a sabiendas de los riesgos, como los “cócteles” que se hacen con alcohol de curación, ya que resultan más baratos que una botella que sí cumple con los estándares de calidad.
En caso de consumir alcohol adulterado, la intoxicación será notable con síntomas como dolor de cabeza, sueño, vómito, dolor abdominal, visión borrosa, dificultad para respirar, poca coordinación motora y pérdida del conocimiento. Con el paso de las horas, se pueden presentar otros como la decoloración de la piel o la pérdida de la vista, aunque en algunas situaciones también se llega a la muerte