Es bien sabido que en México las salas de cine de las grandes cadenas de exhibición comercial están acaparadas por producciones extranjeras o por algunas nacionales de presupuesto elevado. Esto deja al cine independiente ante dos grandes retos, que son, en primer lugar, generar recursos para su producción y luego hacerse de espacios para exhibirse y sobrevivir.
Thanit Guadalupe Serrano Arias, directora del Colegio de Cine de la Escuela de Artes Plásticas y Audiovisuales de la BUAP, comentó en entrevista para Imagen Poblana que uno de los principales retos del cine independiente en México es la generación de recursos propios. Esto depende de muchos factores, pero alcanzar exhibiciones en salas comerciales no garantiza el éxito en taquilla.
Thanit definió al cine independiente como el que no se exhibe en salas comerciales y se hace con pocos recursos económicos. Quienes lo realizan constantemente están en la búsqueda de patrocinios, estímulos de instancias como el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), o bien, generan dinero con la venta de sus pertenencias o con sorteos, todo para producir su arte.
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En tal contexto, los cineastas independientes ven en la recolección de dinero su principal reto, ya que una parte es la de juntar para llevar a cabo una producción, pero otra es la de exhibir para recuperar y tener una ganancia que permita vivir de ello. “Tristemente”, dijo Thanit, la mayoría de las producciones independientes de México no alcanzan ni siquiera a recuperar lo que se invirtió en su realización.
“Creo que el mayor reto en nuestro país es generar la capacidad económica para, primero, concretar la idea, hacer la producción, invertir en la posproducción y que ya tengamos el filme. Ahí viene el reto mayor, que es dónde lo exhibimos”, dijo Thanit.
Dado que estas producciones no se exhiben en todas las salas, como las de Cinépolis o Cinemex, por mencionar las dos cadenas más grandes del país, las salas de cine independiente cobran más relevancia para visibilizar el arte. Estas suelen ser más pequeñas o itinerantes con unidades móviles que van de un punto a otro mostrando películas que escapan del mainstream.
En los pocos casos donde una cinta independiente llega a una sala comercial tampoco significa que vaya a tener el éxito económico que requiere en taquilla. Thanit aseguró que sólamente el 10 % de las películas en cines comerciales son mexicanas, lo que deja el 90 % del tiempo de exhibición para los “blockbusters”, generalmente películas extranjeras de Estados Unidos.
Es ahí donde entra el papel de la audiencia, pues como sociedad la gente se tiene que abrir a consumir cine mexicano y aprender a apreciarlo con todas sus vertientes, tales como la banda sonora, el arte y diseño de producción y la fotografía. Recalcó que el público debe tomar conciencia de que detrás de esto hay todo un equipo y familias que dependen de su consumo para sobrevivir.
“El cine independiente, en realidad, está abierto a todo el público y lo que queremos es que se acerque, escuchen y vean estas historias”, aseveró.
Por último, nuestra entrevistada sostuvo que más allá de fijarse en exponentes del cine independiente, entiéndase directores o actores, se debe resaltar el trabajo de las productoras. En el caso de Puebla, nombró a “Reja Films”, “Hacer Cine”, “Patito Films” o “Perro Negro”, que destacan al hacer del estado el “segundo bastión cinematográfico” de México.