De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la depresión posparto es un trastorno mental afectivo severo que afecta a más del 50 % de las mujeres durante los primeros cuatro meses después del nacimiento de su bebé. Está incluida en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, bajo la denominación de trastorno depresivo durante el período perinatal, asociado al suicidio y filicidio, siendo el primero una de las causas más importantes de muerte materna durante el período perinatal.
Sin embargo, lo que poco se sabe sobre este trastorno es que también puede presentarse en los varones. La depresión posparto en hombres es un trastorno afectivo en el que individuos que han sido padres manifiestan síntomas de tristeza, llanto y aislamiento social. Además, suele ser habitual la represión de los sentimientos de tristeza; es decir, los afectados intentan no exteriorizar este malestar y aparentan estar en óptimas condiciones.
Asimismo, los hombres que experimentan este trastorno sicológico sufren sentimientos de agobio; sienten que nadie se acuerda de ellos, que están totalmente abandonados. Lo grave del asunto es que repercute en la manera en que estos hombres transmiten sus emociones al recién nacido, ya que los hombres con depresión posparto tienen resentimiento hacia el bebé, al cual culpan de su malestar.
Algunos estudios afirman que alrededor del 25 % de los hombres sufren depresión posparto; sin embargo, no tiene tanta visibilidad como la materna. Biológicamente, este trastorno puede ser causado por la disminución de varias hormonas, como la testosterona, el cortisol y la oxitocina, hormona relacionada con las buenas relaciones sociales y con el placer durante el orgasmo. Sicológicamente, la causa se deriva también si la madre sufre depresión posparto, aumentando el riesgo de depresión posparto paterna. Más aún, la incidencia de este trastorno se dispara si se producen cambios en la relación de pareja, existe falta de apoyo social o si el padre se siente excluido de los cuidados al bebé.
Los síntomas de la depresión posparto son bastante similares a los de la depresión. Pueden ir desde un estado anímico bajo, falta de motivación, falta de sueño, sentirse culpable o inútil, falta de concentración, cambios en el apetito o el peso, hasta fatiga, agotamiento y pensamientos de muerte o suicidio.
Actualmente, los médicos aplican el cuestionario llamado Escala de Depresión Posnatal de Edimburgo para detectar este trastorno en los padres, con el objetivo de hacer una detección temprana y ayudar a disponer de apoyo y tratamiento para que permanezcan presentes y participen de manera positiva con su familia.
¿Cuáles son las consecuencias?
Las consecuencias son diferentes para la pareja y el bebé. En cuanto a la pareja, se crean problemas de comunicación, aumento de la agresividad, violencia de género, desinterés por ayudar con la lactancia materna y la extracción de la leche, e incluso incremento del consumo de sustancias como alcohol y drogas. En cuanto al bebé, la interacción se reduce gravemente porque no quieren pasar tiempo con sus hijos e hijas, jugar, bañarlos o emplear algún tipo de cuidado.
Esto repercute en los hijos a futuro. Se puede relacionar con trastornos sicopatológicos, problemas de alimentación y un peor desarrollo del cerebro, pues algunos estudios de investigación sugieren que la depresión paterna al inicio de la vida de un niño lo pone en riesgo de sufrir retrasos en el desarrollo e incluso aumenta el riesgo de que un niño o una niña se suicide.
Por ello, es importante buscar apoyo, no solo por el bienestar propio, sino porque también puede afectar al vínculo con el bebé. En general, la depresión posparto se trata con sicoterapia, también conocida como terapia de conversación o asesoramiento para la salud mental, medicamentos o ambos.