La encrucijada entre la ciencia y la colonización fue un aspecto importante en la evolución de la investigación científica moderna. Desde la Ilustración de los siglos XVII y XVIII, cuando se establecieron bases de experimentación y redacción científica en Europa, la expansión colonial de las potencias europeas influyó en cómo se desarrollaron y consolidaron los conocimientos científicos.
El colonialismo y la ciencia marcó el avance de la investigación y dejó un legado que sigue moldeando la práctica científica actual. Solo ocho países se adueñaron de más de la mitad del mundo, sometiendo a millones de personas a la esclavitud y extrayendo riquezas naturales, entre ellas metales preciosos y especias. También, la explotación incluyó la recolección de especímenes que sentaron las bases de la biología, como las colecciones de historia natural en Londres y París, surgidas del imperio.
Charles Darwin, por ejemplo, desarrolló ideas durante un viaje a bordo del HMS Beagle, cuyo propósito principal era explorar la costa de América del Sur para promover intereses británicos. Este tipo de ciencia estaba estrechamente ligada al colonialismo, porque muchas de las investigaciones se basaron en conocimientos adquiridos en las colonias.
Actualmente, las huellas de la colonización siguen presentes en la actividad científica. El inglés se convirtió en la lengua corriente de la investigación y, los científicos más citados suelen provenir de antiguas naciones colonizadoras, como Estados Unidos. Durante décadas, los investigadores de países desarrollados estudiaron la flora y la fauna y, en algunos casos y, a la gente de las antiguas colonias no se les otorgó reconocimiento a su trabajo o propiedad intelectual.
En 2019, se descubrió que menos de la mitad de los artículos sobre enfermedades infecciosas en África tenían un primer autor africano. De manera similar, muchos estudios de paleontología de los 34 años recientes no incluyen autores de las naciones donde se encontraron los fósiles. El legado colonial también está reflejado en la nomenclatura científica. A menudo, se honra desproporcionadamente a personas del norte global.
Por otra parte, la ciencia del paracaídas, un fenómeno en donde los científicos extranjeros trabajan en otras naciones sin involucrar a investigadores locales, sigue siendo prevalente. Un análisis de casi 30 mil hallazgos fósiles de los 34 años recientes reveló que esta práctica sigue siendo común, con la mayoría de los estudios paleontológicos realizados sin colaboración significativa de los científicos locales.
No obstante, la comunidad científica se encuentra comenzando a reconocer y abordar este legado colonial. Los esfuerzos actuales incluyen la repatriación de especímenes, la formación de alianzas equitativas y la ampliación del acceso a tecnologías avanzadas. Los investigadores de países anteriormente colonizados están tomando el control, utilizando recursos locales para explorar temas de interés propio, mientras que los científicos indígenas exigen respeto por sus conocimientos tradicionales. (Notipress)