Falso activismo, “defendiendo” causas a través de engaños

Falso activismo, “defendiendo” causas a través de engaños

Foto: FreePik

Arturo Islas Allende es conocido por ser uno de los activistas más enérgicos en pro del medioambiente y la liberación de los animales, o al menos así es como se anuncia en todos sus espacios. Y es que en días recientes fue objeto de críticas porque presuntamente, y contrario a la causa que dice defender, también está inmiscuido en una red de tráfico de animales en México.

 

En abril de este año, la ambientalista Yael Ruiz dijo en un podcast que tiene pruebas de que Arturo Islas no es quien dice ser, toda vez que, según ella, está inmerso en la venta ilegal de animales exóticos. Las declaraciones revivieron recientemente en el reality “La casa de los famosos”, donde el influencer Luis “Potro” Caballero habló del tema, volviendo a señalar a Arturo Islas de ser traficante de animales.

 

 

 

De hecho, el polémico influencer “Fofo” Márquez también lo señaló en otro podcast por querer despojarlo de un leopardo, pues sólo había siete ejemplares en México, bajo el argumento de supuestamente rescatarlo. Añadió que los supuestos rescates que hace Arturo Islas son en realidad montajes y más bien extrae ejemplares de su hábitat natural.

 

Así como el caso de Arturo Islas, hay muchos activistas que, en lugar de entregarse a una causa, la usan para tapar su verdadero rostro, actuando en contra de las luchas con las que se hicieron famosos, desvirtuando así a sus movimientos.

 

Activistas desenmascarados

 

Ejemplo de esto es lo ocurrido en abril del 2022 cuando la policía investigó la casa de Lauren Handy, una activista antiaborto a quien le encontraron los cuerpos de cinco fetos, esto en Washington DC. En octubre del 2020, Handy junto con otras ocho personas antiaborto irrumpió en una clínica de atención reproductiva a modo de protesta contra la interrupción del embarazo en Estados Unidos.

 

Los vecinos de Lauren avisaron a la policía de que había material biológico potencialmente riesgoso en su casa, por lo que al ingresar hallaron los cinco fetos que fueron extraídos de la clínica año y medio antes. Tras el hallazgo, la activista fue arrestada y en mayo del 2024 fue condenada a cinco años de prisión, aunque sólo por el hecho en la clínica en octubre del 2020.

 

 

 

En otro caso, la influencer y activista veganaRawvana” fue desenmascarada por error, esto luego de que en un viaje una de sus acompañantes la capturó y subió a sus redes comiendo carne. En 2019 mientras viajaba por Indonesia fue grabada comiendo pescado por la youtuber “Pautips”, quien, sin darse cuenta, publicó el clip en sus historias de Instagram, por lo que la gente rápidamente se dio cuenta.

 

Ante la ola de críticas y cuestionamientos, Rawvana, cuyo nombre real es Yovana Mendoza Ayres, explicó a sus millones de seguidores que en realidad había dejado de ser vegana desde antes y tenía que comer huevo y pescado por recomendación médica. En ese momento contaba con más de 3 millones de seguidores entre Youtube e Instagram, cifra que disminuyó gracias a su “despiste”.

 

 

 

Situación similar ocurrió con Belle Gibson, una activista e influencer que por mucho tiempo engañó a sus seguidores haciéndoles creer que se había curado del cáncer gracias a su sana alimentación, estilo de vida saludable y terapias alternativas. En agosto del 2013, la australiana dijo que se curó de la enfermedad gracias a terapias como la irrigación de colon, oxigenoterapia y la ayurveda.

 

Su fama la llevó a escribir libros, lanzar una aplicación y presentarse en programas de televisión contando su historia e impulsando su agenda, ganando miles de dólares que, afirmó, donaría a personas con cáncer. En 2015 aseguró tener cáncer de nuevo, pero un año después la revista “Australian Women’s Weekly” informó que siempre fue una farsa, no tenía cáncer y tampoco lo tuvo en 2013.

 

Finalmente, está James Arthur Ray, un gurú de la autoayuda y la espiritualidad que, pese a las enseñanzas que profesaba, terminó en prisión acusado del homicidio de tres personas. Él celebraba sus terapias sobre la superación personal y una vida más serena y apegada al espíritu, siendo su última en Sedona, Arizona, donde fue responsable de la muerte de tres de sus seguidores.

 

En octubre del 2009, cerca de 60 personas acudieron a un retiro espiritual con Ray en una cabaña donde fueron sometidos a una sudación a altas temperaturas y un ayuno de más de 36 horas, algo para lo que no estaba calificado. En consecuencia, provocó la muerte de tres personas y llevó al hospital a otras 20, por lo que fue condenado a dos años de prisión.

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