El 25 de julio se celebra el Día Mundial para la Prevención de los Ahogamientos, con el objetivo de concientizar a la población acerca de este problema prevenible. Además, constituye una ocasión para poner de relieve las consecuencias trágicas y profundas que tienen los ahogamientos para las familias y las comunidades.
Se estima que al año se ahogan alrededor de 236,000 personas, convirtiéndose en un importante problema de salud pública en todo el mundo. El ahogamiento es una de las principales causas de muerte de niños y jóvenes de uno a 24 años en todo el mundo. Además, es la tercera causa principal de muerte por lesiones no intencionales y representa el 7 % de todas las muertes relacionadas con lesiones.
En periodos vacacionales suelen aumentar los accidentes y muertes por ahogamiento por sumersión, sobre todo en menores de edad y adolescentes que suelen no medir riesgos en sitios controlados como parques acuáticos y en parajes boscosos con ríos, lagos o lagunas.
El ahogamiento es repentino e impactante y las personas a veces no se dan cuenta de que está pasando hasta que ya es demasiado tarde. Los niños son los más afectados, muchas veces por descuidos y por no saber nadar. Hay cosas que podemos hacer para prevenirlo.
Con frecuencia, estas muertes están relacionadas con actividades rutinarias como bañarse, recolectar agua para uso doméstico, viajar sobre el agua en botes o transbordadores y pescar. Los impactos de los eventos climáticos estacionales o extremos, incluidos los huracanes, también son una causa frecuente de ahogamiento.
A escala mundial, los índices de ahogamiento más elevados corresponden a los niños de 1 a 4 años, seguidos de la franja de edad de 5 a 9 años. Asimismo, los varones están especialmente expuestos al riesgo de ahogamiento, con un índice global de mortalidad que duplica el de las mujeres. También tienen más probabilidades que las mujeres de ser hospitalizados por un episodio de ahogamiento no fatal. Los estudios indican que ello se debe a una mayor exposición al agua y a prácticas más arriesgadas, como los baños en solitario, consumir alcohol antes de nadar o la navegación.
Los ahogamientos suponen el 75 % de los fallecimientos que se producen a resultas de inundaciones catastróficas. Estos fenómenos se producen cada vez con más frecuencia e intensidad, una tendencia que se espera que se mantenga en el futuro como parte del cambio climático. El riesgo de ahogamiento aumenta en caso de inundación, sobre todo en los países de ingresos bajos y medianos, donde las personas viven en zonas expuestas a las inundaciones y la capacidad para alertar, evacuar o proteger a la población en caso de inundación es escasa.
Otra de las principales causas de ahogamiento se da al dejar a un lactante desatendido o en las proximidades del agua. De igual forma, el consumo de alcohol cerca o dentro del agua es un factor de riesgo.
Por ello, la Cruz Roja Mexicana recomienda no dejar solos a los niños y que siempre estén bajo la supervisión de un adulto. No responsabilizar a los hermanos mayores del cuidado de su hermanito; un niño no sabe cuidar a otro niño. Enseñar a los niños a nadar desde temprana edad. No dejar depósitos de agua donde hay niños. Revisar que tinacos, cubetas, piletas o cualquier otro depósito de agua se encuentren sin acceso para los niños. No dejar a las niñas y niños solos en albercas inflables. Los salvavidas inflables, flotadores y chalecos no garantizan la seguridad de los niños en el agua; deben estar siempre bajo la supervisión de un adulto. No nadar solos, siempre deberán estar acompañados por alguien que se quede fuera del agua.
En el caso de los adultos, se recomienda no nadar bajo los efectos del alcohol. Respetar las medidas de seguridad e indicación de riesgo en el mar. En presas y lagos, investigar si hay corrientes internas. Conocer la profundidad del depósito de agua antes de tirarse clavados.
En México, los accidentes cobran la vida de más de 30,000 personas al año. Los ahogamientos se encuentran entre las causas más comunes, y particularmente, preocupa la incidencia de ahogamientos de niñas y niños menores de 10 años, entre quienes hay un importante número de casos anuales.
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