En Puebla, como en el resto de México, algunas de las principales quejas en torno al transporte público es la constante inseguridad, el mal manejo de los conductores y la mala condición de las unidades. Es por esto que los usuarios se ven obligados a evitar muchas rutas para no enfrentarse a estos y otros inconvenientes, aunque algo que no se comenta con frecuencia son las que ofrecen un buen servicio.
Las rutas del transporte público en el estado son objeto de críticas y quejas por el mal carácter y la conducción de los operadores, los frecuentes asaltos o los abundantes “carteristas”, además de los accidentes de tránsito y atropellamientos de los que son protagonistas casi todos los días. Es por esto que hay un número reducido de líneas que son bien vistas por los poblanos.
Contrario a lo que sucede en el resto del transporte colectivo, hay algunas rutas de Puebla que se distinguen por permanecer limpias a diario, estar bien conducidas y ser un poco más seguras que las demás. Si bien presentan algunos desperfectos en su día a día, en su mayoría son unidades, combis o camiones en condiciones aceptables.
Las mejores rutas de Puebla
En primer lugar, aunque tienen algunos reportes por el servicio, el sistema RUTA es uno de los más seguros y eficaces que se ofertan en la entidad, puntualmente en la zona metropolitana. Existen tres líneas: la primera de Chachapa a Tlaxcalancingo; la dos que recorre toda la 11 norte-sur, y la tercera que parte de la CAPU y termina en Valsequillo; este año se abrirá la línea cuatro.
A diferencia de las líneas convencionales de transporte público, el RUTA es más seguro porque tiene carriles confinados, cuentan con un vigilante en cada estación, torniquetes de acceso, rastreo por GPS, cámaras de seguridad en exterior e interior, así como botones de pánico para casos de emergencia. Es por esto que los asaltos multitudinarios en sus unidades son inexistentes.
A lo anterior se suma que los conductores están obligados a no interactuar con los pasajeros, tampoco les cobran pasaje, en su mayoría no se les ve con el celular al volante y tienen controles de velocidad en las unidades. El servicio también es mejor porque no están en el tráfico al tener su carril, su horario es extendido, conectan a varios municipios de la zona conurbada y sólo cuesta 7.50 pesos.
En la misma línea están las alimentadoras, que son los camiones que sirven para acercar a los usuarios a las tres líneas ya existentes. Estas también cuentan con medidas de seguridad como pago con tarjeta, cámaras de vigilancia y unidades más limpias y nuevas, sumado a su horario que es similar al del sistema RUTA general.
A pesar de estas ventajas, los usuarios de este servicio no dejan de estar expuestos a varios inconvenientes. En las tres líneas se ha reportado la presencia de grupos de carteristas, quienes operan amontonándose sobre una persona y, en sigilo, lo despojan de sus pertenencias o rompen sus bolsas y mochilas para sacar sus objetos de valor. Otro problema es que no están exentos de incidentes de tránsito.
Lo mismo ha sucedido en las alimentadoras, pues en estas los pasajeros también han sufrido de robos a discreción, accidentes con otros autos o atropellamientos a peatones y ciclistas. Por si fuera poco, en estas unidades los usuarios también sufren de asaltos en donde se llevan las pertenencias de todos los que van a bordo.
Otra en la que hay menos reportes de robos es en la ruta 72, que parte de la colonia Maravillas, a un costado del estadio Hermanos Serdán, y pasa por zonas como los fuertes de Loreto, el Centro Histórico y llega hasta Ciudad Universitaria. Es una de las más usadas por estudiantes para llegar a CU y, a pesar de que pasa por sitios considerados de riesgo, tiene pocos reportes de robo, pues en 2023 sólo hubo dos.
De igual forma, está la ruta T, un transporte de tipo combi que llega a zonas más alejadas de la zona metropolitana. Sobre esta ruta se han dado pocos asaltos en los últimos años, pues en los últimos reportes de asaltos en esta línea se dieron hace casi tres años, en el 2021, un hecho en el que, más allá del despojo, no hubo heridos ni daños mayores y no se ha dado con frecuencia tiempo después.
Fuera de esto, la mayoría del transporte público en Puebla sigue con un servicio deficiente, inseguro y motivo de quejas de los usuarios. En 2019 el gobierno estatal autorizó el aumento en el cobro del pasaje, de seis a ocho pesos en las combis, y de 6.50 a 8.50 pesos en los camiones, con la promesa de que esto propiciaría un mejor servicio, pero en los hechos está lejos de ser una realidad.