Después de la derrota electoral, la oposición sigue fracturándose

Después de la derrota electoral, la oposición sigue fracturándose

Foto: Enfoque

Ha transcurrido más de un mes desde la elección del 2 de junio en la que la 4T arrasó con amplia diferencia respecto a la coalición que conformaron los partidos PANPRI y PRD. La llamada alianza “Fuerza y Corazón por México” hoy está más debilitada y decadente, pues a raíz de su derrota en las urnas llegaron las disputas internas, las fracturas e imposiciones entre los que fueron aliados.

 

A nivel nacional, fue el 20 de noviembre del 2023 cuando los partidos registraron su alianza ante el INE en aras de competir en contra del oficialismo de MorenaPT y el Partido Verde en los comicios del 2024. Dicha unión no sirvió para sus aspiraciones, pues en la carrera presidencial quedaron casi 20 millones de votos atrás de Claudia Sheinbaum y no evitaron que la 4T obtuviera la mayoría en el Congreso.

 

No conforme con eso, ahora la oposición está más debilitada, toda vez que el PRD consumó su desaparición, mientras que en el PRI se prepara la reelección de su líder nacional pese a sus fracasos y el rechazo generalizado de los militantes. En tanto, en el PAN la derrota electoral no hizo más que sacar a la luz toda la ruptura interna que había desde hace años entre sus dirigentes y liderazgos.

 

La decadencia de la oposición

 

La caída del bloque opositor del PAN, PRI y PRD se reflejó desde el número de votos que obtuvieron, pues a pesar de combinar sus fuerzas, lograron una cifra menor que la de hace seis años. En 2018 tenían 19’276,409 sufragios por separado, mientras que para el 2024 apenas llegaron a 16’501,885, es decir, combinando sus estructuras, fuerzas y recursos perdieron casi 3 millones de votos.

 

Lo anterior derivó en que el PRD perdiera su registro a nivel nacional al sólo obtener 1’120,982 votos, algo que se preveía desde hace años. No conforme con no salvar el registro como partido nacional, también lo perdió en 19 estados y no fue capaz de ganar al menos uno de los 300 distritos federales o alguna senaduría, siendo el partido de la oposición que menos aportó a su causa.

 

Aunado a esto, se suma la insistencia de los líderes partidistas por no soltar el control de los institutos, a pesar de que hay un rechazo generalizado en torno a ellos y se señala que sólo vieron por sus intereses personales.

 

En el caso del dirigente PRIAlejandro “Alito” Moreno Cárdenas, anunció que no dejará la presidencia del partido a pesar de que ha sumado un fracaso tras otro. Además, irá por la reelección y una reforma a los estatutos del partido, a fin de poder reelegirse hasta en tres ocasiones, lo que significaría un hipotético mandato de 12 años al frente del partido.

 

Además de ser un presidente que ha llevado al partido a la cuarta fuerza política a nivel nacional, Alito tampoco goza de popularidad entre la militancia del PRI. Recientemente más de 250 priistas solicitaron la renuncia de Alejandro Moreno como presidente nacional del PRI, a pocos días de que se celebre la asamblea nacional en la que fraguará su reelección.

 

No obstante, el partido en el que más se ven las fracturas tras la derrota es en el PAN, ya que ahí son los propios militanteslíderes y expresidentes los que hoy se enfrentan. Hoy en día los panistas se dedican principalmente a repartir culpas, exponer presiones internas y malos resultados en gobiernos anteriores del PAN.

 

Lo primero que se vio fueron los reclamos de la excandidata presidencial Xóchitl Gálvez, quién expuso que la noche del 2 de junio llamó a Claudia Sheinbaum para felicitarla por la victoria. Esto, dijo, provocó que Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, fuera a su habitación a gritarle, pues él pretendía llevar la narrativa de un fraude electoral.

 

Eso no fue todo, pues el líder panista también regañó a Xóchitl Gálvez después del primer debate, según él, porque “todos los panistas ganan los debates”, mientras que ella “fue un desastre” e igualmente le gritó frente a su equipo de campaña. Ello causó que lo tacharan de machista y que otros miembros se opusieran a la forma en que trataba a Gálvez.

 

En lo más reciente, Marko Cortés volvió a causar división entre los panistas, toda vez que al acudir al programa “Atypical TV”, se enfrentó con el exsenador Javier Lozano Alarcón. Lozano le reclamó que era su culpa el mal resultado de la elección y sólo se preocupó por ponerse en primer lugar de la lista de senadores plurinominales.

 

 

 

En respuesta, Cortés le dijo que su enojo era porque no le dieron una plurinominal a él, además de que cargó contra Josefina Vázquez Mota por ser una “pésima” candidata a la presidencia en 2012. No conforme, también dijo que en la campaña sufrieron por tener el lastre de Genaro García Luna, quién fuera secretario de Seguridad con Felipe Calderón y hoy está preso en Estados Unido por narcotráfico.

 

Aunado a lo anterior, Marko Cortés se enfrascó en una discusión en X con el propio Calderón. El expresidente fustigó al dirigente blanquiazul por ponerse en primer lugar como pluri, señalando que se quedarán fuera buenos perfiles como Jorge Triana y él irá al Senado al “servirse con la cuchara grande” durante su gestión.

 

Marko Cortés no se quedó callado y le reclamó a Felipe Calderón que después de su gobierno fue cuando se dio una caída importante en la votación de Acción Nacional por pactar con Enrique Peña Nieto y dejar sola a Vázquez Mota. También le exigió explicaciones por García Luna, señalando que, o no era capaz de ver el actuar de su secretario, o era cómplice de sus actos.

 

Ahora, la coalición opositora de México sigue fracturándose y se enfrenta al cuestionamiento de analizar si su alianza tiene futuro o si tienen la capacidad de reinventarse para no cosechar más resultados como los de la pasada elección.

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