El día de ayer se anunció parte del gabinete que acompañará el gobierno de Claudia Sheinbaum, sin duda la noticia más grata y trascendental es la creación de una nueva Secretaría de Estado: la de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, es un hecho sin precedente en la historia nacional y aquí explicamos en que consiste.
Los anuncios del gabinete incluyeron 6 puestos con paridad de género, 3 hombres y 3 mujeres: Marcelo Ebrard Casaubón, Secretaría de de Economía; Juan Ramón de la Fuente, Secretaría de Relaciones Exteriores; Julio Berdegué Sacristán, Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural; Ernestina Godoy Ramos, Consejería Jurídica; Alicia Bárcena Ibarra, Secretaría de Medioambiente y Recursos Naturales y Rosaura Ruiz Gutiérrez, en una nueva Secretaría de Ciencias Humanidades, Tecnología e Innovación.
Lo anterior significa la conversión del CONAHCYT (Consejo Nacional de Ciencia Humanidades y Tecnología) a Secretaría de Estado, lo que refleja la importancia de que en el próximo sexenio nos gobernará una científica y se atiendan los rezagos históricos en la materia. A pesar de que en este sexenio se realizaron cambios importantes bajo la acertada gestión de Maria Elena Alvarez-Buylla, identificamos 3 grandes retos para la continuidad.
El primero es que el presupuesto llegue al menos al 1% del PIB. Actualmente nuestro país destina menos del 0.3% a Investigación y Desarrollo (I+D), mientras que nuestros socios comerciales destinan entre 1.5% (Canadá) y 3.5% (Estados Unidos) como se puede ver en la gráfica siguiente.
Elaboración propia con datos de Banco Mundial
En este sexenio hubo una disminución del presupuesto de I+D con respecto al PIB debido a las reformas al CONACYT que en sexenios anteriores transfirieron grandes cantidades de dinero a empresas privadas sin que nuestro país se haya favorecido del desarrollo tecnológico. Entre las beneficiarias están Volkswagen, Vitro y Kimberly Clark (del opositor Claudio X. González), con este gobierno se les acabó la fiesta.
Y esto tiene que ver con el segundo reto a enfrentar: en Estados Unidos y Canadá el porcentaje de gasto en I+D con respecto al PIB es alto porque casi la mitad la aporta la iniciativa privada, es decir, hay una suma de esfuerzos entre Universidades, Empresas y Gobierno. En cambio, en nuestro país, el gobierno aporta casi el 90% del total y las empresas se rehúsan a gastar en I+D. Lo mismo sucede con universidades privadas que siguen esperando que CONHACYT les financie las investigaciones. Sin las aportaciones privadas, las capacidades de desarrollo científico y tecnológico no van a aumentar.
El tercer reto será continuar la descentralización de las actividades científicas, actualmente más del 60% se realiza en Ciudad de México y aumenta al 80% si sumamos los estados del Centro (Estado de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Morelos). La “provincia” sigue a la zaga. Son muchos los factores que alimentan un círculo vicioso: sin infraestructura no se desarrollan proyectos de I+D, por lo tanto, no se obtiene financiamiento, no se forman investigadores y los pocos que hay quieren migrar al centro porque hacer investigación científica desde el sur sigue siendo una misión imposible.
Estamos confiados en que la Dra. Rosaura Ruiz afrontará estos retos con audacia. Ella fue Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología, Educación e Innovación (SECTEI) en Ciudad de México y se convirtió en una palanca importante del desarrollo al articular a la comunidad científica en torno a la resolución de problemas. Ejerció una gestión eficiente y democrática. Antes fue Directora de la Facultad de Ciencias de la UNAM y presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias. Estamos en buenas manos.
*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Twitter: @BandalaCarlos