Cambio climático y crisis ambiental: un futuro incierto para México

Cambio climático y crisis ambiental: un futuro incierto para México

Foto: FreePik

Poner en marcha acciones que ayuden a proteger y salvaguardar la salud del planeta es esencial para evitar que los efectos del cambio climático sean irreversibles. Bajo esta premisa, cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y es importante recordar el enorme valor de la naturaleza y la importancia de protegerla para lograr un futuro más sostenible.

 

En este contexto, México enfrenta el reto de atender una serie de problemas ambientales que podrían constituir serios obstáculos para alcanzar la sustentabilidad en el futuro. El cambio climático, la pérdida de los ecosistemas terrestres, acuáticos y de su biodiversidad, la escasez y contaminación de los recursos hídricos y los problemas de la calidad del aire son algunos de los más importantes. La necesidad de actuación se vuelve más urgente si se toma en cuenta que muchos de estos problemas trascienden la esfera ambiental y afectan aspectos sociales tan importantes como la salud o la seguridad alimentaria, e incluso, en la esfera económica, en donde ya amenazan la producción y el comercio.

 

México es uno de los países más ricos en biodiversidad del mundo, pero también enfrenta una de las tasas más altas de pérdida de especies. La degradación de los ecosistemas, la deforestación y la contaminación representan una amenaza significativa para la diversidad de la flora y fauna del país. La pérdida de especies podría tener un impacto devastador en los ecosistemas y la economía.

 

La disponibilidad de agua dulce es un desafío crítico para México. La sobreexplotación de acuíferos, la contaminación del agua y la mala gestión de los recursos hídricos amenazan la seguridad del suministro de agua potable para millones de personas. Sin medidas efectivas de conservación y gestión sostenible del agua, la escasez podría agravarse aún más.

 

Las ciudades mexicanas, en particular la Ciudad de México, luchan contra altos niveles de contaminación del aire. Esto tiene graves consecuencias para la salud de la población, aumentando los problemas respiratorios y cardiovasculares. La falta de regulaciones efectivas y la dependencia del transporte privado contribuyen a esta crisis.

 

La generación de residuos sólidos sigue aumentando en México, y la infraestructura para su manejo adecuado es insuficiente. La falta de políticas efectivas de gestión de residuos, incluyendo el reciclaje y la reducción de residuos, conduce a la contaminación del suelo y del agua. Además, la gestión inadecuada de residuos plásticos contribuye al problema global.

 

Las características geográficas del país, sus condiciones climáticas, orográficas e hidrológicas, así como su situación económica y social, lo convierten en un estado altamente vulnerable a eventos hidrometeorológicos que pueden llegar a situaciones de desastre.

 

En México, los impactos del cambio climático provocan aumento en la intensidad de períodos de sequíaslluvias y ciclones tropicales, lo cual exacerbará las inequidades en empleos, la salud, el acceso a los alimentos, el agua y otros recursos; esto puede ser un detonante que afecte las condiciones de seguridad en las diferentes regiones y sectores del país.

 

En los últimos 50 años, las temperaturas promedio en el país han aumentado aproximadamente 0.85°C por arriba de la normal climatológica. En lo que se refiere a precipitación, se observa que la distribución espacio-temporal ha cambiado de manera diferencial en el territorio, aunque la cantidad se ha mantenido. Lo anterior tiene impactos sobre los sistemas ecológicos y productivos, que son altamente sensibles a variaciones de temperatura y precipitación, pudiendo resultar en pérdidas económicas que podrían incrementarse a futuro bajo escenarios de cambio climático. Se estima que entre el 2015 y 2039 podría disminuir la precipitación anual entre un 10 y 20 %, aumentando las sequías intensas y prolongadas principalmente en el norte del país.

 

Asimismo, se observa un aumento en la intensidad de ciclones tropicales que afectan al 60 % del territorio nacional. Estos fenómenos hidrometeorológicos extremos pueden ocasionar lluvias torrenciales que a su vez provocan inundaciones y deslaves.

 

En cuanto a la agricultura, como resultado de los cambios tanto en temperatura como en precipitación, se prevé un bajo rendimiento en cultivos como maíz, caña de azúcar, sorgo, trigo, arroz y soya.

 

Por otra parte, el aumento de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha provocado la acidificación de los océanos. En las costas del Pacífico se ha registrado una disminución del pH en 0.5, lo que puede tener graves consecuencias en las tasas de calcificación y crecimiento de corales, así como en toda la red trófica marina.

 

La ocurrencia de eventos extremos puede afectar los sistemas humanos y los ecosistemas, al generar una mayor exposición y vulnerabilidad. Las olas de calor extremo, inundaciones y sequías son cada vez más frecuentes y destructivas. Sin una acción firme para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el país se verá afectado por eventos climáticos extremos que amenazarán la seguridad alimentaria, la salud pública y la infraestructura.

 

Los escenarios anuncian una disminución neta de la productividad del sector primario basado en recursos biológicos, lo cual vulnera la micro y macroeconomía. Los principales impactos económicos asociados al cambio climático se relacionan con posibles crisis de abasto de bienes y servicios, debidas a impactos sobre infraestructuras de energía, transporte y distribución.

 

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