El Jueves de Corpus Christi, se celebra a los 60 días después del Domingo de Pascua y es una festividad católica destinada a la Eucaristía, conocida también como la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Sin embargo, en Puebla este festejo adquiere características particulares, ya que, además de la devoción religiosa, se lleva a cabo la tradicional venta de “panzones” y “mulas” en la turística zona de El Parián, donde además se puede degustar de los antojitos característicos de la gastronomía poblana.
¿Lo viste? ????
— Imagen Poblana (@ImagenPoblana) June 8, 2023
Así se aprecia la feria de #CorpusChristi en la zona de #ElParián donde hay venta de los tradicionales charros, panzones y mulitas.
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Imagen Poblana platicó con Felipe Tamayo, un comerciante que lleva más de 30 años vendiendo panzonas y panzones a todos los asistentes a la festividad, pero quién además nos dijo que su esposa, Rafaela Cadena, lleva más de 50 años ofreciendo los tradicionales muñecos hechos con papel mache y cola.
"Mi esposa tiene más de 50 años vendiendo panzones, ella venía desde muy chica con su mamá, cuando solo era la venta de panzones; ahora ya venden comida, panzones hechos con pegamento, muñecos con personajes de caricaturas o incluso mulitas o panzones de yeso", declaró.
Don Felipe relata que el origen de los panzones, según la leyenda, se dio hace muchos años en una hacienda poblana, en la cual se festejaba el cumpleaños de un caporal.
"El patrón mando a hacer unos muñecos, borrachón, bigotón, panzón, con sombrero y vestido de charro", en una clara muestra de burla a la figura del caporal”, afirma don Felipe.
Esto provocó que el caporal, en un plan de "venganza", mandará a hacer una muñeca "que le llamó ‘la panzona’, toda pintarrajeada, gorda y con su pelo largo. Fue como una contraofensa para el patrón".
Esta historia, asegura don Felipe, coincidió con el festejo de Corpus Christi, por lo que a la postre, se volvió una tradición única en Puebla. Sin embargo, lamentó que en la ciudad no existan talleres donde se fabriquen los muñecos elaborados a base de papel mache y cola, por lo que deben traerlos desde Celaya, Guanajuato.
Además, acusó que la presencia de artículos chinos, así como muñecos hechos con yeso, ha provocado que se vaya perdiendo poco a poco está tradición poblana. Sumando, además, que ya son pocas las personas que venden los panzones.
Pero don Felipe, aún guarda esperanzas de que este singular festejo se mantenga, toda vez que muchas familias aún asisten a comprar sus muñecos, acompañados de sus hijos y nietos, provocando en ellos el gusto por esta tradición.
Contó que sus ventas han venido disminuyendo año con año, desde hace una década, asegurando que en tiempos de antaño llegaba a vender 50 docenas de muñecas y 50 docenas de panzones.
"Ahora sólo vendemos 6 docenas de panzones y 18 docenas de muñecas, pero además, después de la pandemia, sólo nos dejan instalarnos 2 días, cuando anteriormente nos quedábamos 4 días", expresó.
Finalmente, don Felipe invitó a toda la sociedad a no dejar que se pierda está tradición, que visiten esta zona y compren su tradicional panzón, que este año tienen un costo de 70 hasta los 200 pesos y la panzona de 75 hasta los 250 pesos.