Como si no hubiera cosas más importantes que tratar, todos se han dedicado a “analizar” la noticia de la tránsfuga Alejandra del Moral, que se pasó del PRI a Morena, quesque para apoyar a Claudia Sheinbaum.
Y como todos hablan de esa “ínclita” señora, pues nosotros nos sumaremos a la borregada y daremos nuestro “análisis”, en el supuesto de que haya algo que analizar sobre la actitud de una persona caradura.
En primer lugar, por qué se asombran todos de que una excandidata a la gubernatura por el Edomex, perdedora por cierto, haya decidido de la noche a la mañana cambiar a Morena, si aquí en Puebla abundan esos entes que han cimentado su “filosofía” política en el chapulineo.
Para donde quiera que el amable lector voltee, verá alejandras del moral; observará chapulines que ni siquiera van a tener hueso, ni siquiera los toman en cuenta, pero quieren estar trepados en el templete para aplaudir a rabiar el discurso del abanderado.
¿Nombres? Le repito, amable lector, solo eche un vistazo. Son tantos, que sería ocioso nombrarlos; sin embargo, si busca a un morenista de cepa, esos que son congruentes, verá muy pocos, casi a nadie, aunque hayan conseguido una candidatura.
Y no solo hay chapulines de un determinado partido a Morena; también los hay, aunque son los menos, de un partido o sin partido, a la coalición “Mejor Rumbo para Puebla”. Ahí está ese otro caradura José Juan Espinosa, cuyos antecedentes son tantos que no alcanzarían a ser citados en este espacio… pero logró candidatura chapulineando.
En fin, los chapulines son un fenómeno de la política mexicana que se ha magnificado en este proceso electoral. Pero para mí que todos esos tránsfugas lo único que buscan, otra vez, es lograr una chamba sexenal, de lo que sea, pero una chamba “ideal”, es decir, trabajar poco y ganar mucho. Y si hay chance de conseguir “aportaciones” en sobre amarillo “para el partido”, pues mejor.
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Una desgracia más en este proceso electoral y en este México de la 4T es la intimidación, amenaza, secuestro, balaceras y asesinatos en contra de candidatos de cualquier partido o coalición. Aquí es parejo, como si eso fuera un consuelo.
Los daños ocasionados son verdaderamente atroces, porque demuestran sin otros datos que el país está en llamas, como en una guerra civil, cortesía del régimen que quiere “continuidad”.
Sin embargo, hay candidatos muy listos que se han aprovechado de la caótica situación para causar conmiseración y “subir” su imagen, aunque sea un poquito, porque en campaña no lo han podido hacer, porque contraviniendo el sentido común de una campaña electoral han rehuido al debate, porque simplemente no prenden entre el electorado.
Entonces inventan atentados, tortazos, pastelazos, “piedrazos” y uno que otro petardo contra la pared, con tal de causar conmiseración entre el pueblo bueno y sabio.
Pobrecitos, en verdad son objeto de conmiseración.