La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) concuerda con otras agencias meteorológicas para predecir una temporada de huracanes superior al promedio y, en algunos casos, muy por encima del promedio.
Las perspectivas de la NOAA para la temporada de huracanes en el Atlántico de 2024, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre, predicen un 85% de probabilidad de estar por encima de lo normal, un 10% casi normal y un 5 % de una temporada por debajo de lo normal.
Se prevén de 17 a 25 tormentas con nombre (vientos de 119 km/h o más), hasta categoría 1; de las cuales 8 a 13 podrían convertirse en huracanes (vientos de 154 km/h o más), hasta categoría 2. De esos, 4 a 5 podrían convertirse en huracán mayor (vientos de 178 km/h o más) de categoría 3 o más.
Se espera que la temporada de huracanes en el Atlántico tenga una actividad superior a lo normal debido a factores como las temperaturas oceánicas cálidas en el Océano Atlántico, el desarrollo de condiciones de La Niña en el Pacífico, la reducción de los vientos alisios del Atlántico y una menor cizalladura del viento. Dichos efectos son de las principales causas en favorecer la formación de tormentas tropicales.
Por su parte, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha emitido un aviso crucial para aquellos que residen en áreas propensas a huracanes: la temporada en el Atlántico del 2024 podría ser hasta un 50 por ciento más activa de lo normal, impactando principalmente a la zona del Golfo de México y Mar Caribe.
Los estados de México que históricamente han registrado el mayor número de impactos de huracanes son Baja California Sur, Sinaloa, Veracruz y Quintana Roo. Estas regiones frecuentemente se ven afectadas debido a su ubicación geográfica en zonas propensas a ciclones tropicales, tanto en el Océano Pacífico como en el Atlántico.
Mientras tanto, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), de acuerdo con modelos de pronóstico a largo plazo, prevé que cinco sistemas podrían impactar a México en alguna de sus categorías: 2 por el lado del Golfo de México y Mar Caribe, y posiblemente 3 por la costa del Pacífico. Cabe destacar que, dado el periodo de este pronóstico, esto no es algo que pueda determinarse con precisión, por lo que es una estimación muy sesgada.
¿Cómo afectarían al estado de Puebla estos fenómenos naturales?
En octubre del año pasado, lluvias remanentes del huracán Otis desbordaron un río que derribó un puente e incomunicó alrededor de 250 viviendas, tres escuelas públicas y una clínica, donde corrientes de agua arruinaron vacunas contra influenza y covid-19, afectando a 1,000 personas en las comunidades Agua Fría, Tumbadero y Vicente Guerrero del municipio serrano de Venustiano Carranza, en Puebla.
Puebla es una entidad vulnerable ya que concentra todos los fenómenos naturales o perturbadores, excepto tsunamis, siendo los de mayor riesgo las inundaciones, sismos y actividad volcánica.
De acuerdo con cifras estatales, 79% de los poblanos está en riesgo de ser víctima de un desastre natural, pues un total de 131 municipios, de los 217 que conforman el estado son vulnerables ante deslaves, derrumbes, inundaciones, sismos o de la erupción del volcán.
Por el deslizamiento de laderas, en el periodo de lluvias, los municipios de la Sierra Norte, Nororiental y Sierra Negra son los más afectados. Y es que a pesar de no ser una entidad que colinde con los mares, ha sido afectada por huracanes que han resultado mortales para la entidad.
Algunos tocaron las tierras poblanas como tormentas tropicales y no todos eran de altas categorías, pero las lluvias que generan han causado graves daños. Además de los lamentables decesos y las pérdidas materiales, los daños han implicado años de recuperación e inversiones.
Uno de los más mortíferos fue el huracán Earl, que tocó las tierras mexicanas por el lado de Veracruz en agosto de 2016. Se reportaron en Puebla 29 víctimas fatales en la zona de Huauchinango y Tlaola. Este huracán provocó 41 muertes en el país, cifra que superó los 33 fallecimientos reportados tras el paso de 10 huracanes ocurridos entre 2014 y 2015.
El huracán Grace de categoría 3 impactó al territorio mexicano con mayor fuerza en agosto de 2021. Aunque los mayores daños se dieron en el estado de Veracruz por donde entró, en Puebla hubo cinco fallecimientos.
En 2013 por el Atlántico, entró Ingrid, que sepultó con un derrumbe a dos habitantes del municipio de Tlatlauquitepec.
En 2007, el huracán Lorenzo también entró por Veracruz y dejó dos fallecimientos en los municipios poblanos de Chiconcuautla y Naupan.
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