Este día, todas las voces afines a la 4T están denostando, minimizando y vilipendiando a la Marea Rosa, esa megamarcha nacional en defensa de la democracia.
Unos dicen que fueron “pocos” asistentes, otros que fue motivada por partidos políticos y no por ciudadanos y no faltarán los que salgan con la gracejada de que el color rosa es “solo del INE”. En suma, poniendo en mal la Marea Rosa, pero con argumentos pueriles con tal de paliar el susto que ha causado a los morenazos (no morenacos).
Sin embargo, la realidad es que la llamada Marea Rosa fue un movimiento organizado por y para la sociedad mexicana, que ha visto socavada la democracia, que ha visto cómo un gobierno federal comete actos impropios con tal de ganar la elección. Una sociedad que está preocupada y ocupada por que nuestro país no acabe como una dictadura de país bananero, que poco nos falta.
Pero lo que más preocupa a los críticos y a la 4T es la inconmensurable cantidad de mexicanos que, espontáneamente, sin recibir tortas, refrescos, playeras, sombrillas y mandiles, acudieron para defender a su patria de un enemigo, que ya no es extraño como dice el himno nacional, sino conocido por todos y que está dispuesto a todo con tal de profanar la democracia.
La Marea Rosa debe estar calando hondamente en estos momentos en todos los candidatos de la 4T, que han tomado como “mejor” campaña la publicación de encuestas con números francamente risibles.
¿La Marea Rosa es la antesala a los resultados electorales?
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Movimiento Ciudadano se ha descarado, ya se despojó del disfraz “niño explorador” y ahora está haciendo lo que de origen tenía órdenes de hacer: el trabajo sucio para Morena operando en perjuicio de los candidatos de Fuerza y Corazón por México, en el caso de Xóchitl Gálvez, y Mejor Rumbo para Puebla, en el caso de Lalo Rivera y Mario Riestra.
Claro, hay excepciones; hay candidatos de MC que tienen el deseo de jugar limpiamente en las elecciones, de dejar la diatriba de lado y hacer campaña como es debido, sin protagonismos ni bufonadas.
Pero hay otros que de plano ya no ocultan que su candidatura es, además de recibir prerrogativas, para ser piedra de tropiezo para todo lo que vaya en contra de Morena. Y no solo candidatos. Vea el lector:
El caso más cínico es el del representante de Movimiento Ciudadano ante el INE, Cristian Hernández Arellano, a quien pusieron a dar una rueda de prensa para anunciar que había interpuesto una denuncia ante la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales contra el Ayuntamiento de Puebla y los candidatos Eduardo Rivera y Mario Riestra, quesque por coaccionar el voto.
Sin embargo, a este personaje se le “olvidó” mencionar que, un día antes, el candidato de Movimiento Ciudadano en Texmelucan, Abraham Salazar, puso en evidencia un sospechoso cargamento de despensas y leche con fines nada altruistas, sino electoreros. Videos con las declaraciones de empleados de una bodega así lo confirman.
Pues bien, de lo de Texmelucan, el tal Cristian Hernández no dijo ni pío, confirmando por todo lo alto lo que es un secreto a voces: Movimiento Ciudadano, específicamente unos candidatos -y ahora hasta “representantes”-, están nomás para “jorobar la vitamina”. ¡Qué triste papel!
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Con los debates entre candidatos a senadores y diputados, realmente se han puesto al descubierto las capacidades políticas y hasta de cultura general de los participantes. Hay unos candidatos que, debido a su experiencia en la arena política y su análisis sobre lo que realmente los electores necesitan, han hecho un papel decoroso.
Ahí está el caso de Ana Teresa Aranda y Humberto Aguilar Coronado, que tuvieron una participación destacada en sus respectivos debates y sin duda ganaron.
Pero hay otros u otras que nomás no la hicieron, y mejor no menciono sus nombres porque a estas alturas cualquier señalamiento, por válido y correcto, ya es “delito”. Por ejemplo, una candidata al Senado tuvo una actuación mediocre y se dio cuenta de que una cosa es estar sentadita en todos los mítines de campaña junto al candidato a gobernador, con cara risueña y ropita juvenil, y otra muy diferente debatir, proponer, argumentar y nadar entre tiburones.
Foto: El Universal