"Don Goyo" no da tregua y la caída de ceniza en Puebla no se detiene, ya que en varios municipios las actividades al aire libre siguen restringidas, además de que la calidad del aire sigue siendo mala. Una de las principales consecuencias de esto son las enfermedades respiratorias derivadas de la propia ceniza, como la rinitis, un padecimiento que se puede confundir con otras afecciones.
De acuerdo con la Secretaría de Salud de Puebla, tan solo en las últimas 24 horas, fueron atendidas 15 personas con síntomas de rinitis alérgica provocada por la caída de ceniza del Popocatépetl. Con esto suman 69 personas que han acudido a los centros de salud aledaños al volcán con molestias provocadas por la afección, por lo que sigue la alerta para el resto de la población.
La rinitis es una afección que se puede dar por varios factores además de la ceniza, como lo es la entrada de la temporada de calor o incluso por una infección vírica o bacteriana. Además, al afectar principalmente las vías respiratorias es fácil que la rinitis sea confundida por otra enfermedad, lo que deriva en que no se trate adecuadamente.
Médicamente, la rinitis es una afección que se produce por la reacción del sistema a un alérgeno, lo que provoca molestias en la nariz, pues se da cuando se inhala un componente al que se es alérgico, como el polvo, la caspa, el polen, o en este caso, la ceniza volcánica. La rinitis se presenta como irritación en las vías nasales e inflamación de la mucosa que recubre el interior de la nariz.
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Aunque existen diferentes causas para la rinitis, la alérgica es la más común porque se da por factores ambientales a los que la gente está más expuesta, en especial durante los cambios de temporada en primavera, verano y otoño, cuando se libera más polen al aire. Otras formas de rinitis son la vírica y la bacteriana, esta última causada por estafilococos, neumococos o estreptococos, además de la rinitis vírica.
Los principales síntomas son los estornudos persistentes e intensos, así como congestión, catarro, tos y goteo nasal. Las personas con rinitis también pueden experimentar dolores de cabeza y sibilancias, que son sonidos “chillones” al respirar. Si bien los síntomas más notorios se dan en el sistema respiratorio, cuando se trata de rinitis alérgica también se presenta irritación y lagrimeo en los ojos, además de picazón en la boca y garganta.
La clasificación de la rinitis también se da por su intensidad, pues la aguda es de corta duración causada por alérgenos o patógenos como virus y bacterias, mientras que la crónica se refiere a la que persiste por mucho tiempo con síntomas más intensos que deriva en sinusitis crónica.
Aunque hay tratamientos efectivos y diversas formas de evitar la rinitis, como la protección durante el cambio de estaciones, uso de aerosoles nasales o lavados, la rinitis se puede complicar por diferentes vertientes. Si previamente se padece de asma, la rinitis puede empeorar los síntomas y llevar a la sinusitis.
Dado que los síntomas son parecidos a los de un resfriado o una infección similar, hay quienes no tratan adecuadamente la rinitis y la dejan avanzar. La mejor manera de diferenciar la rinitis es con el síntoma principal de un resfriado: la fiebre. Con el resfriado la congestión nasal está acompañada de fiebre, además de malestar y dolor generalizados.
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De igual forma, se puede considerar la duración de cada afección. Mientras que en una reacción por rinitis los malestares pueden perdurar por cuatro o seis semanas, un resfriado común no va más allá de los cinco o seis días. Cuando se presenta la mucosidad nasal, en la rinitis es clara y fluida, mientras que en otras infecciones suele ser densa y con tonalidades verdosas.
Finalmente, en la rinitis las molestias en la nariz son considerablemente mayores y, como se dijo, llegan a causar inflamación en las glándulas mucosas que recubren el tejido nasal. En cambio, en un resfriado o enfermedad similar, el picor en la nariz es leve y apenas perceptible.
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