¿Gasolina barata es sinónimo de mala calidad?

¿Gasolina barata es sinónimo de mala calidad?

Foto: Enfoque

Para todas las personas que tienen automóvil no es un secreto que una de las mayores preocupaciones del día a día es el consumo de combustible, ya que, al menos en México, tiene un precio fluctuante que varía constantemente. De igual forma, resulta imprescindible elegir el de mayor calidad posible, ya que al buscar economizar, se puede cargar uno que dañe la unidad.

 

La gasolina en México se puede ver en precios promedio de 21 o hasta 24 pesos, por lo que en algunos casos las personas van de una estación a otra, buscando el mejor precio para cargar y, al mismo tiempo, tratando de encontrar la de mejor calidad posible, presuntamente, para evitar un daño a largo plazo en el motor.

 

Sin embargo, para gran parte de los consumidores todavía resulta desconocida la razón de por qué varía el precio de una estación a otra, especialmente si son gasolineras de la misma empresa. Algunas personas aseguran que las variaciones obedecen a la calidad del combustible, ya que hay quienes creen que algunas logran rendir más o alargar la vida del motor, pero la realidad es otra.

 

En México el precio de la gasolina puede modificarse por varios factores, desde la cotización del petróleo hasta la ley de la oferta y la demanda, pero, en general, está vigilado por la Comisión Reguladora de Energía (CRE), que es el ente encargado de establecer un precio máximo y uno mínimo para cada región del país. Hay otros puntos a considerar, como los impuestos, ubicación y margen de ganancia de las empresas expendedoras.

 

Uno de los factores por los que varía el precio entre una estación y otra es la ubicación, ya que aquellas que están ubicadas en sobre las carreteras principales y en las grandes ciudades suelen ser más caras debido a que ahí los precios por arrendamiento son más caros, aunado a que la zona en que se ubiquen las hace más costosas.

 

En contraste, las que están en ciudades más pequeñas, pueblos, zonas rurales o en caminos secundarios, son más baratas ya que ahí los precios por la tierra no son tan elevados para arrendar.

 

Respecto a los impuestos, en México existe el llamado impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS), que aplica para todas las gasolinas. Este es uno de los impuestos que más influye en el precio de la gasolina, ya que puede ser hasta un cuarto del precio total del producto. Desde inicios del 2024, la gasolina regular tiene un IEPS de 6.18 pesos, mientras que el de la premium es de 6.79 pesos.

 

Luego de lo anterior, el precio final también está determinado por las empresas que tienen la administración de las gasolinas, lo que a la postre termina de determinar el costo. Al tomar en cuenta el IEPS, precios de arrendamiento y los mínimos o máximos que establece la CRE, cada grupo gasolinero tiene que determinar un precio para tener un buen margen de ganancia, lo que da como resultado que este sea diferente entre una estación y otra.

 

Por otra parte, una de las principales diferencias en la gasolina es la calidad de esta, ya que la regular suele ser la más barata y la premium es más cara, casi siempre por un par de pesos. Esto se debe a que la premium tiene una mayor cantidad de aditivos y octanaje, lo que la hace de mayor calidad que el resto.

 

El octanaje se refiere a la manera en que hace combustión el combustible en los cilindros del motor, dando como resultado que un mayor número de octanos haga funcionar mejor el motor con una combustión más controlada. En contraste, la de bajo octanaje hace que la combustión sea menos estable y se dé principalmente en el motor y no en los cilindros.

 

Esta es la única diferencia constatable que hay entre una gasolina y otra, ya que todas las marcas deben cumplir con los mismos lineamientos de las Normas Oficiales Mexicanas, lo que hace que todas sean iguales y sólo varíen las regulares de las premium.

 

Ahora bien, usar un combustible de la mayor calidad posible es algo imprescindible para alargar la vida del motor, ya que si se emplea uno deficiente, de dudosa procedencia o mal almacenado, puede causar daños severos al auto. Por ejemplo, a la larga se dificulta el arranque del motor y se empieza a obstruir el paso de la gasolina, lo que deriva en fallas constantes o consumo excesivo de gasolina.

 

Por otra parte, al ser de mala calidad el motor puede ir perdiendo potencia gradualmente, al punto de que cada vez se deteriora más. Si no está almacenado adecuadamente, la gasolina puede contener impurezas que van colándose en el filtro de la gasolina o en la bomba, averiando ambos sistemas. Finalmente, usar mal combustible hacer que las emisiones de gases contaminantes sean mayores, dañando no sólo al auto, sino también al medioambiente.

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