Pocos candidatos presidenciales, inusual característica del proceso electoral 2024

Pocos candidatos presidenciales, inusual característica del proceso electoral 2024

Foto: Freepik

Finalmente se confirmó lo que desde hace meses era anunciado: las dos candidatas y el candidato a la presidencia de la República se registraron formalmente ante el Instituto Nacional Electoral (INE). Pareciera una contienda más, la realidad es que será una de las más grandes de la historia, con más de 20,000 cargos de elección popular en disputa, pero el más ansiado presentará pocos aspirantes.

 

El próximo 2 de junio las y los mexicanos podrán elegir entre la candidata oficialista, Claudia Sheinbaum Pardo, de Morena; la opositora Xóchitl Gálvez Ruiz, del PAN; y Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano (MC). Esas serán las únicas tres opciones que tendrá la población, algo atípico si se compara con las elecciones pasadas en las que hubo más perfiles.

 

Al menos en lo que va del siglo XXI, las jornadas electorales por la presidencia eran variadas, incluso con la presencia de candidatos independientes. Por el contrario, este año solo tendremos a tres candidatos, de los cuales solamente dos lucen sólidas, Sheinbaum y Gálvez, mientras que Máynez aparece relegado en los sondeos.

 

En 2018 la disputa por la presidencia fue nutrida, pues hubo hasta cinco candidatos en el registro, dos independientes, tratándose de Jaime Rodríguez Calderón y Margarita Zavala, aunque en medio de las campañas la última declinó. El resultado fue la victoria de AMLO sobre Ricardo Anaya, Antonio Meade y Jaime Rodríguez.

 

Antes, en 2012 hubo cuatro candidatos, resultando ganador Enrique Peña Nieto por encima de AMLO, Josefina Vázquez Mota y Gabriel Quadri. Para el 2006 se tuvieron cinco opciones, siendo el triunfador Felipe Calderón sobre AMLO, quien acusó fraude electoral, Roberto Madrazo, Patricia Mercado y Roberto Campa.

 

No obstante, en otros años esto era diferente, ya que las elecciones presidenciales se caracterizaban por ser de apenas dos candidatos, teniendo al partido en el poder como el gran favorito a repetir: el PRI. Incluso se dio un escenario en el que el presidente de la República resultó electo gracias a que era el único registrado oficialmente, por lo que prácticamente no tuvo oposición.

 

Ello ocurrió en 1976 con las “elecciones” en las que el único candidato fue el priista José López Portillo, quien extendió décadas de mandato del tricolor en México con un mero trámite. En ese entonces el PAN ya existía, pero no encontraron un perfil competitivo, por lo que no tuvieron candidato. El Partido Comunista impulsó a Valentín Campa y el Partido Femenino a Mariana González, pero no tenían registro, por lo que sus votos no fueron válidos.

 

Es así como pudo ganar apenas con un voto en las urnas, pues la única oposición real se dio antes de los comicios, con las elecciones internas del PRI en las que había otros tres precandidatos que aspiraban al cargo, pero al venir del gabinete del expresidente Luis Echeverría, López Portillo fue el elegido y posterior presidente.

 

Un sexenio antes también fue de pocas caras, pues solo hubo dos candidatos, el oficialista del PRI, Luis Echeverría Álvarez, y el opositor del PAN, Efraín González Morfín. Como era costumbre, el presidente en turno elegía a quien sería su sucesor, por lo que fue gracias a Gustavo Díaz Ordaz que Echeverría fue el candidato, toda vez que fungió como secretario de Gobernación en su sexenio.

 

Tal como sucedía en los tiempos donde el PRI era prácticamente el único partido real, Luis Echeverría se impuso a Efraín González con un contundente 84 % de los votos, frente al 13 % de los obtenidos por el opositor panista.

 

La última ocasión que se tuvo una elección presidencial con solo tres candidatos fue en el 2000, cuando se dio la alternancia del poder, toda vez que se dio la primera victoria de la oposición, en ese entonces el PAN con Vicente Fox. Él le ganó la elección al priista Francisco Labastida y al perredista Cuauhtémoc Cárdenas.

 

Además de este hecho, las elecciones que se celebrarán este año son históricas por otros motivos, ya que serán las más grandes de la historia, pero al mismo tiempo se dan en medio de un México que atraviesa múltiples cambios y donde hay un nuevo factor que pone en peligro a la democracia: la delincuencia.

 

El 2 de junio se elegirán a nivel federal 300 diputados más los 200 plurinominales, más los 64 senadores electos y los 64 de representación proporcional. Además, habrá nueve estados que tendrán que renovar a su gobernador y a los alcaldes de sus respectivos municipios. Por si fuera poco, en cada uno de estos estados, y otros que tienen elecciones intermedias, tendrán que renovar sus congresos locales.

 

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Así, habrá un total de 20,375 puestos de elección popular que estarán en disputa, y si se considera que estos podrían tener tres o más aspirantes, estamos hablando de más de 60,000 candidatos que quieren ganarse un puesto con el voto de la gente.

 

Por último, está un factor que ha cobrado relevancia en comparación con otros comicios, que es la inseguridad, un fenómeno que afecta la forma en que se están llevando a cabo las elecciones. Tan solo en lo que va del presente proceso electoral 16 aspirantes han sido asesinados, algo que obedece tanto a presuntos actos de violencia electoral, como al fenómeno generalizado de la violencia en el país.

 

Esto afecta el desarrollo desde varias aristas, ya que es un fenómeno que modifica la forma en que la gente vota, y porque los actores políticos también son dañados, más allá de la propia violencia física, en el desarrollo de sus campañas. Esto hace de las próximas elecciones una de las más grandes, pero también una de las más diferentes en la historia del país.

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