Sanadores tradicionales: conocimiento ancestral con riesgos a la salud

Sanadores tradicionales: conocimiento ancestral con riesgos a la salud

Foto: Freepik

A pesar de que cada año la medicina avanza a pasos agigantados, todavía hay personas que optan por acudir con otro tipo de especialistas como los homeópatas, la herbolaria, los llamados "hueseros" y otros que entran en la medicina tradicional. La existencia de estos es polémica porque se cree que sus métodos no son del todo efectivos y pueden poner en peligro a las personas por mala praxis.

 

Este tipo de sanación tradicional tiene varias vertientes, pero lo principal es que quienes la ejercen tienen como base los conocimientos, técnicas y prácticas ancestrales con las que supuestamente curan a la gente de sus malestares. Esto causa polémica por cómo laboran, con poca o nula regulación, sin garantías de seguridad, como una alternativa para quienes no pueden pagar a un médico.

 

Suelen tener riesgos por la manera en que trabajan; por ejemplo, el 9 de febrero un "curandero" llevaba a cabo una limpia en un hogar de la colonia Lagunilla, en Puebla, para la que utilizó pólvora que terminó por explotar y quitarle la vida. Si bien no todos utilizan estos métodos, aún es desconocido para la gente cómo trabajan y si la mayoría implican los mismos riesgos.

 

 

La medicina tradicional es una práctica reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y se define como la suma de los conocimientos, habilidades y prácticas basadas en las teorías, creencias y experiencias de origen indígena de diferentes culturas, cuyo objetivo es curar, prevenir y diagnosticar enfermedades de todo tipo, desde físicas hasta mentales y emocionales.

 

Dentro de esta existen diferentes disciplinas y especialistas además de los citados, como los ya dichos hueseros, hierberos y curanderos, pero también las parteras, los rezanderos, sobadores y graniceros. Cada uno tiene su área de trabajo y funciones específicas.

 

Curandero: este sería el equivalente a un médico general, pues no tiene un área de atención especial y atiende casi cualquier afección. Para ser uno es necesario que la persona sea un "iniciado", es decir, que venga de un linaje cultural casi divino para poder desempeñarse. Su trabajo se basa en rituales que incluyen "limpias", hasta interpretación de sueños y cura de males, aparentemente no físicos.

 

Hueseros y sobadores: estos atienden fracturas, esguinces, torceduras, luxaciones, dolores de articulaciones, malformaciones y otros malestares relacionados con el esqueleto y los músculos. Para esto suelen usar aceites de origen animal y vegetal, así como pomadas de origen ancestral que elaboran ellos mismos. Sus métodos se basan en aplicar los insumos con las manos sobre las áreas afectadas y masajear o moldear para acomodar los huesos o sanar los músculos.

 

Hierberos: estos sanadores utilizan principalmente plantas y sus derivados para la sanación de los enfermos. La manera en que aprenden esta disciplina es por la enseñanza de otros más experimentados de manera oral. Para ejercerla se requiere conocimiento de las hierbas y plantas de su región, así como de sus propiedades y las posibles contraindicaciones.

 

Parteras: esta es una actividad que se hace, en su mayoría, por mujeres, ya que son las que viven en carne propia la labor de parto. Por siglos han compartido sus saberes que van desde la observación durante el embarazo, hasta el trabajo de parto y los cuidados posteriores para la madre y el recién nacido. Sus conocimientos sirven también para salvar de situaciones de riesgo a los neonatos.

 

Graniceros: por su parte, los graniceros tienen el "poder" de controlar, predecir y controlar las condiciones climatológicas. Suelen ser sacerdotes o ritualistas, cuya labor principal era la petición de lluvias y fin de sequías, pero también hacen rituales agrícolas y curación chamánica. También se les adjudican dotes para la adivinación.

 

La OMS reconoce estas prácticas como parte de las culturas y alternativas para la curación natural, pero también aboga por su práctica en óptimas condiciones. Es por esto que las ven como tratamientos seguros, siempre y cuando cumplan con los estándares de seguridad, calidad y eficacia; sin embargo, también hacen hincapié en el riesgo que estas conllevan si se mezclan con otros tratamientos o si se administran en dosis altas.

 

Los tratamientos homeopáticos, por ejemplo, pueden causar reacciones alérgicas si se suministran incorrectamente, o simplemente pueden ser placebos que no curan ninguna afección. En otros casos, como los hueseros, puede haber daños graves en los huesos y articulaciones por un mal tratamiento del área atendida.

 

Muchas veces la gente acude con los sanadores tradicionales debido a que otros servicios médicos son inaccesibles, se tiene la experiencia de ver cómo curan a otras personas, o bien, porque se cree que son más accesibles que los demás médicos. Los cobros por estos servicios dependen del tipo de trabajo y la experiencia del curador.

 

Por ejemplo, una "limpia" en un lugar como Catemaco puede costar hasta 4,000 pesos, pero otras no pasan de los 150 a 300 pesos. Por el acompañamiento en un alumbramiento, una partera suele cobrar hasta 1,500 pesos. Por último, un huesero ofrece sus servicios hasta en 250 o 300 pesos. Esto se refleja en su nivel de ingresos, ya que de acuerdo con Data México, su sueldo mensual va de 3,300 pesos por 18 horas semanales.

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