Por estas fechas, todo lo político es electoral. Tanto en México como en Estados Unidos. En casi todo el mundo democrático, cabe subrayar.
Por eso es por lo que las 20 iniciativas apenas presentadas aquí por el Presidente de la República tienen un fuerte tufo electorero. Para intentar fortalecer a la candidata de su Movimiento, como para también tratar de perpetuar a Morena en el poder.
Tal vez por ello, también, llamó la atención del escribidor el comentario telefónico de un aguzado observador político mexicano, residente en la Unión Americana, sobre la enorme posibilidad de que estemos presenciando un intercambio político-electorero de alto nivel entre los presidentes de ambas naciones, Andrés Manuel López Obrador y Joseph Joe Biden.
Y es que, si en 2011, Barack Obama cerró la investigación de la DEA en torno a los probables financiamientos del Cártel de Sinaloa a la campaña de AMLO en 2006, ésta tuvo su motivación no sólo “porque podría tener consecuencias internacionales y dañar las relaciones entre México y Estados Unidos, también por algunas cosas más” de acuerdo con lo que dijo a Carmen Aristegui el exdirector de operaciones internacionales de la DEA, Mike Vigil.
Esas “otras cosas más” se habrían dado en el marco de la reelección de Obama quien, para no disgustar al electorado latino que, por entonces, todavía veía a López Obrador, también candidato presidencial en 2012, como un verdadero redentor y hasta como su vengador en contra de aquellos políticos que, con su pésimo actuar y corrupción, los habían obligado a escapar del país.
Seguir con las indagatorias hubiese resultado suicida para las pretensiones del primer mandatario estadounidense con orígenes afroamericanos.
Y es que, todo lo político es electoral en estas fechas.
Biden ya pierde el voto latino
¿Sería por eso, tal vez, que la Administración Biden revivió la averiguación sobre los presuntos nexos del narco con el hoy Presidente de México?
¿Airearla para que AMLO lo buscara –lo hizo, de hecho-- y negociar con él apoyos a su campaña de reelección?
La llamada telefónica que ambos sostuvieron el fin de semana bien pudo haber sido para tratar ese tema, aunque como siempre se haya disfrazado con los clásicos de migración, fentanilo, relaciones cordiales, bla, bla, bla.
Biden, de acuerdo con encuestas recién publicadas, está perdiendo el voto latino que en Estados Unidos es mayoritariamente mexicano.
Las políticas de la Casa Blanca durante los últimos mandatos de los demócratas, el actual incluido, han dañado la sensibilidad de los también allá llamados hispanos, quienes son profundamente conservadores dada su inicial formación religiosa en el catolicismo.
Legalización del aborto, adopción homoparental, entre otras han provocado el decrecimiento del posible voto de nuestros paisanos en el vecino país del norte.
Y aunque son una población muy diversa solían unirse en torno al Partido Demócrata. Con el paso del tiempo la tendencia ha ido cambiando y diversas encuestas muestran que ahora la ventaja de los demócratas disminuye entre los votantes latinos... no solo eso, sino que son cada vez menos demócratas o más republicanos.
La tendencia es preocupante, ya que, de acuerdo con un análisis de prospectiva electoral, para 2060 uno de cada cuatro votantes estadounidenses será de origen latino.
Donald Trump, mientras tanto, se perfila para ser el candidato de los republicanos que bien podría contar con el mayor apoyo latino en su pretensión presidencial, no obstante su furiosa campaña antiinmigrantes --también hispanos y en su mayoría mexicanos--, no obstante también sus falsas afirmaciones de 2016 cuando contundente afirmaba que la mayoría de nuestros paisanos son criminales y violadores, y bajo cuyo gobierno se separó a bebes de sus familias migrantes en la frontera.
¿Qué dicen las encuestas?
Univisión levantó una encuesta entre 1 mil 400 latinos en septiembre anterior.
Esta muestra que Biden ha caído ocho puntos porcentuales entre los votantes hispanos desde que la cadena realizó una encuesta similar hace tres años. En septiembre de 2020, Biden aventajaba a Trump por 66 por ciento contra el 31 por ciento del voto, con el resto de los votantes indecisos.
Su competidora Telemundo divulgó otra más reciente –apenas en diciembre--, realizada por la Universidad Internacional de Florida.
En esta se revela que, aunque la mayoría de los hispanos siguen registrados como demócratas, el apoyo a este partido está disminuyendo y muchos latinos están empezando a renunciar por completo a su afiliación partidista.
Y como estas dos, otros estudios demoscópicos muestran esa realidad adversa a la reelección de Biden.
Dando y dando, palomita…
Consciente de esa situación, el equipo de campaña de Biden hasta ha producido spots para televisión en los que éste habla en español a los potenciales electores de origen hispanoamericano.
También AMLO ha cobrado conciencia del daño enorme que le provocaron las tres publicaciones, los comentarios periodísticos –y las decenas de miles de posts en X y en Facebook-- que la semana inmediata anterior lo identificaron como “narcopresidente”.
Por eso despotricó hasta en tres matinés seguidas contra la DEA y contra el Departamento de Estado –sin saber que esa Administración depende del Departamento de Justicia. A las primeras dos las acusó de filtrar esa información para dañarlo no solamente a él, sino también a la investidura presidencial que ostenta, subrayando además que lo hacían en tiempos electorales.
Pero mientras, en lo oscurito pedía hablar directamente con el mandatario estadounidense para tratar el tema.
Aquí se difundió oficialmente que Biden lo llamó. Quizá sí. Pero habría sido en respuesta a una petición de López Obrador.
¿De qué habrían hablado? Presuntamente de lo que a ambos les interesaba y que no es ni la migración, ni el fentanilo, ni las cordiales relaciones entre ambos gobiernos…
… tampoco de las amenazas de cerrar la frontera como le exigen al estadounidense…
… sino de lo que a los dos les interesa realmente:
AMLO, que Biden desvirtuara la información sobre sus presuntos nexos con el narco.
Y Biden, que requiere el apoyo de AMLO con los latinos para que voten por él.
Joe sabe de la influencia que aún tiene Andrés Manuel sobre esa porción chicana del electorado estadounidense.
Si no lo cree usted, pregúntele a Xóchitl Gálvez a quien esos latinos de origen mexicano intentaron emboscar en Nueva York.
AMLO apuesta por Biden en la elección del próximo noviembre, como en 2022 apostó por Trump.
Aquella ocasión se equivocó.
¿Volverá a errar otra vez?
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