Por si no fueran suficientes todos los males que aquejan a este país, a este pobre país, como la inseguridad que, dicen, va a la baja, (¡no se ría!), la salud que está por los suelos y a nivel del África subsahariana, y la educación que nos hace un país de burros; por si no fuera suficiente todo eso, insisto, lo que faltaba era un país surrealista y de políticos incongruentes.
Sí, vea usted: hay morenistas -o priistas que dicen ahora ser morenistas- que se desgañitan criticando que el PAN, PRI y demás partiditos en coalición pusieron en la lista de candidatos a diputados y senadores a los mismos de siempre, a esos que viven como parásitos de la política. Y tienen razón esos morenistas al criticar la diminuta visión de panistas y priistas, pues al señalarlos están exponiendo lo que la gran mayoría de mexicanos ve y siente: otra vez los mismos prevaricadores, los politicastros de siempre.
Hace unos días, un neomorenista dijo con aserción respecto a los panistas y priistas: “políticos de siempre, viejos y reciclados”. Cualquier ciudadano confundiría esta expresión con la de un filósofo de la Grecia antigua, pero muchos también dirían que no guardan coherencia cuando se enteran de la lista de Morena para el Senado: Félix Salgado Macedonio, Ernestina Godoy, Ignacio Mier, etc.
Para nadie es desconocido que estos personajes tienen una trayectoria larga, muy larga, pero nada envidiable; no podrían catalogarse como próceres de la política y caen en el señalamiento de “políticos de siempre, viejos y reciclados”.
Por eso este país vive en el surrealismo y en la incoherencia: unos a otros se critican por su actividad política. Y unos y otros, todos, acaban haciendo lo mismo.
Y ahí no para el asunto surrealista, porque el presidente López acaba de presentar una lista de iniciativas que, en su mayoría, parecen salidas de la mente de alguien que no tiene nada que hacer.
Pero lo peor no es eso, sino que panistas y priistas, incluso antes de ser presentadas esas iniciativas, andaban pregonando que apoyarán la reforma de pensiones. ¿Acaso ya la leyeron?, ¿ya la analizaron?, ¿ya la discutieron?
Pobrecitos, lo que quería López Obrador es que su mentada reforma de las pensiones estuviera en boca de todo mundo porque electoralmente es redituable, y López lo logró: puso a sus “adversarios” a difundir las bondades de su reforma. El presidente es listo, muy listo, y esa agudeza de mente se magnifica cuando tiene enfrente a unos obnubilados como los del PAN y del PRI.
¿Y usted qué dijo? ¿Aquí termina el surrealismo mexicano, ya no hay nada más? Se equivoca, porque tenemos el caso de los priistas que después de haber militado en el tricolor por décadas y con ello asumieron cargos políticos y públicos de relevancia e, incluso, hicieron fortuna al amparo del expartidazo, ahora renuncian y se van hablando pestes de su otrora partido. Bien dice el dirigente del PRI en Puebla, Néstor Camarillo, son unos “traidores y chantajistas”.
Y lo más patético de todo sucede aquí en Puebla, pues los renunciados -personajes de escaso prestigio político- ya se los andan arrebatando Morena y el partido satélite de Morena, el PVEM.
Sí, amable lector, este es el surrealismo a la mexicana. Es lo que faltaba, además de la inseguridad que tienen al país como zona de guerra, los malos servicios de salud que nos tienen a años luz del sistema de salud de los países nórdicos y la paupérrima educación, que provoca que el héroe de grandes y chicos sea Peso Pluma. ¡Hágame usted el favor!
Bien dice Maquiavelo: “Los hombres van de una ambición a otra: primero, buscan asegurarse contra el ataque y luego, atacan a otros”.