Para los visitantes de la zona arqueológica de Cholula, sin duda uno de los sitios más especiales para visitar son los túneles de la gran pirámide, aunque en las inmediaciones también hay otro “espectáculo”: las ardillas que se pasean por la zona. Aunque siempre han sido vistas como una especie agradable a la vista y la gente se acostumbró a su presencia, hoy se han convertido en un problema.
El doctor Romeo Saldaña Vázquez, de la Universidad Iberoamericana de Puebla, ha señalado que esta especie se convirtió en una plaga en la zona arqueológica de Cholula. Esto se debe a que se adaptaron rápidamente a la vida en las grandes ciudades, gracias a que tienen a su disposición los alimentos que les provee el entorno, pero también los que les da la gente que visita la pirámide todos los días.
Esto se combina con su acelerado ciclo de reproducción que les ayuda a conformar grandes manadas en madrigueras que les sirven de refugio a los depredadores del lugar, que de por sí son escasos para las ardillas. Y es que un sólo ejemplar en edad reproductiva es capaz de tener hasta dos camadas al año con una o siete crías, lo que facilita el crecimiento de su población.
Por estas razones, el especialista llama a la gente a que ya no les den alimento a las ardillas hasta que se decida cómo atender este nuevo problema, pero también hasta que se determine cuál podría ser el impacto de su descontrolada presencia en la zona, pues se cree que repercuten en el suelo por las madrigueras que hacen.
Es así como una especie que para muchos luce “tierna” y resulta llamativo alimentar, se convierte en una plaga y un potencial riesgo para la población, ya que también pueden transmitir enfermedades. Esto sucede con más frecuencia de la que se cree, pues hay animales a los que nos hemos acostumbrado a ver día con día, pero también son plagas. ¿Qué otras especies son plagas en Puebla?
Palomas
En iglesias, plazas públicas, edificios, explanadas, parques y casi en cualquier, una de las especies de aves más comunes e identificables a la vista son las palomas. En la actualidad estas aves también son una plaga, pues sus poblaciones están fuera de control y, por si fuera poco, también son una especie invasora, ya que llegaron a México provenientes de Europa y Asia en el siglo XVII.
Las palomas tienen una esperanza de vida de 20 años en situaciones favorables y cada año una pareja criar ocho o 12 pichones, pues en las ciudades no tienen tantos depredadores, más allá de gatos, otras aves o ratas. Su proliferación se da en parte gracias a las facilidades que tienen para anidar en cualquier sitio, como desagües, postes de luz, árboles y huevos en las paredes.
Su presencia en sí es dañina por dos cuestiones. La primera es que son vectores de enfermedades, pues llegan a transmitir psitacosis, criptococosis, salmonelosis e histoplasmosis, mediante el contexto directo o con sus secreciones (excremento y orina). La otra vertiente es que desplazan a las especies endémicas, ya que, al tener facilidad para adaptarse al entorno, empiezan a competir por los recursos y, en la medida que se reproducen, los acaparan.
Perros y gatos domésticos
En casi todas las casas de Puebla y de México en general, las mascotas más habituales son los perros y los gatos, pero en algunas ocasiones estos animales dejan de ser deseados y terminan en las calles, convirtiéndose en una plaga con la que convivimos todos los días. Estas especies en las calles conllevan riesgos en varios sentidos, tanto en la salud pública como en daños a la biodiversidad local.
De acuerdo con el área de Bienestar Animal de Puebla, existen al menos 250,000 perros callejeros tan sólo en la capital. Mientras tanto, según el estudio “Enfermedades infecciosas en gatos y la medicina preventiva. Importancia de las campañas de esterilización”, la población en abandono de ambas especies supera el medio millón de ejemplares en Puebla.
Cada una representa un problema por diferentes motivos. Por ejemplo, los gatos atentan contra las especies nativas, ya que conservan su instinto cazador y pueden matar a aves, reptiles y hasta mamíferos pequeños. Esto es algo que también pasa con los gatos que no están propiamente abandonados, pero se les deja salir a la calle. También tiene ciclos de reproducción rápidos, pues en 65 pueden tener camadas de cuatro a seis crías.
Por otra parte, los perros se congregan en numerosas mandas que pelean por comida con otras manadas e inclusive con otras especies. De igual forma, son capaces de organizarse para cazar a animales más grandes que ellos, golpeando directamente a la conservación de otras especies como mamíferos.
También suelen volverse agresivos con la gente, siendo una de las principales preocupaciones que despiertan con las autoridades sanitarias. De igual manera, se reproducen con gran velocidad, pues en apenas 60 días las perras pueden dar a luz a camadas de cinco a siete cachorros.
En los dos casos, los animales en situación de calle suelen estar expuestos a daños físicos, desnutrición y maltratos. Por si lo anterior fuera poco, también está el peligro que son para la salud pública, ya que suelen transmitir enfermedades como la rabia y la sarna, pero también dispersan parásitos y ectoparásitos (garrapatas, piojos, pulgas, etc.).
Ratas y ratones
Casi con seguridad, en algún momento a cada persona en su casa se le ha metido una rata o ratón, pues son uno de los animales que mejor se han adaptado a las condiciones de vida de las urbes, donde tienen acceso a grandes cantidades de comida y refugios en casi cualquier sitio. Es por esto que están presentes en casi cualquier punto de la ciudad y son, como otras, una plaga invasora.
Los roedores son una especie invasora que llegó a México hace cientos de años, principalmente en embarcaciones comerciales que provenían de la India y países de medio oriente. Desde entonces están en todas las grandes ciudades como Puebla, pues es ahí donde encuentran más comida gracias a las enormes cantidades de basura que se generan diariamente.
Los últimos datos disponibles señalan que en 2016, hace ocho años, la población de ratas en Puebla capital era superior a los 2 millones, un aumento considerable en comparación con los 1.5 millones estimados en 2015. El principal peligro de esta especie es que suelen adentrarse en los hogares y comercios para alimentarse y anidar, con camadas de una a seis crías, proceso que dura 20 días y pueden repetir de cinco a seis veces al año.
Al igual que las anteriores, son transmisores de múltiples enfermedades, como lo son la rabia, la leptospirosis, el coriomeningitis linfocítica, tifus, la salmonela, y una de las más conocidas, la peste que cargan con las pulgas que llevan en su cuerpo. Dichos padecimientos son transmitidos a humanos gracias a que, al entrar en las casas, orinan y defecan en todos lados, facilitando la difusión de afecciones.