La escasez de agua en todo México se ha agudizado en los últimos meses debido a la falta de lluvias y el aumento de la demanda. Sin embargo, el estado de Puebla es una de las zonas menos afectadas, y la presa de Valsequillo, que abastece a más de un millón de habitantes, está a tres cuartas partes de su capacidad.
Según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la presa de Valsequillo tiene un almacenamiento de 227.209 hectómetros cúbicos, lo que representa el 75.57 % de su capacidad total de 300.654 hectómetros cúbicos.
Esta situación contrasta con el año pasado, cuando la presa registró un nivel del 69.72 % en enero de 2023, con un almacenamiento de 209.623 hectómetros cúbicos.
Aunque en varios puntos de la ciudad el caudal del río Atoyac, que alimenta a la presa, se ha visto reducido considerablemente, aparentemente no ha limitado el suministro de agua para el riego agrícola y el consumo animal.
Es importante recordar que la presa de Valsequillo enfrenta problemas de contaminación por la descarga de aguas residuales y la proliferación de lirio acuático, afectando la calidad del líquido.
A pesar de que el agua de la presa no es apta para el consumo humano, miles de habitantes de Puebla tienen que recurrir al servicio de pipas de agua para abastecerse del vital líquido, lo que implica un gasto adicional para las familias.
Según la Procuraduría Federal del Consumidor, el precio promedio nacional de una pipa de agua de 1,000 litros es de 1,180 pesos, pero en Puebla puede variar según la zona y la demanda.
Imagen Poblana hizo un sondeo en el que pudo corroborar que entre cinco empresas de pipas de agua potable, el precio de la pipa de 1,000 litros va de los 600 a los 1,000 pesos, mientras que en municipios como Cuautlancingo o Coronango el precio puede ser desde los 500 hasta los 900 pesos.
De acuerdo con algunos usuarios de pipas de agua, el costo de estas pipas ha subido aproximadamente 100 pesos en comparación con el año pasado, lo cual afecta a su economía, ya que el agua es un servicio necesario.
Sin embargo, el servicio de pipas de agua no es una solución definitiva al problema de la escasez de agua, sino una medida paliativa que implica un alto costo económico y ambiental.
Por ello, se requiere de una gestión integral y sustentable del recurso hídrico, que involucre a las autoridades, los usuarios y la sociedad civil, para garantizar el derecho humano al agua y la preservación de los ecosistemas.