Se conoce como generación Z o centennial a aquellos nacidos entre 1997 y 2012. También les dicen generación red, nativos digitales y despectivamente generación de cristal porque se caracterizan por evidenciar la violencia que otras generaciones normalizamos. Esto les ha ganado cierta animadversión con la generación milenial y las anteriores que podrían cerrarles las puertas del mercado laboral, ¿por qué? Aquí lo explicamos.
Actualmente la generación Z tiene entre 15 y 25 años, es decir, están por iniciar el nivel medio superior, están en la universidad o con su “primera chamba”. Les tocó estudiar durante la pandemia, en medio de muchas improvisaciones que mermaron el nivel educativo a nivel mundial y que truncaron muchas habilidades blandas (soft skills) de los jóvenes, por ejemplo la comunicación, la socialización, el liderazgo o la iniciativa que de por sí poca atención se les da en el currículo formal.
Además, otras generaciones han construido una imagen de los centennial como “los frágiles”, porque dicen “no aguantan nada”, “se quejan de todo”, “no tienen intereses”, “son muy apáticos”. Es posible que gran parte de esta perspectiva sea real, pero no es responsabilidad de esta generación, sino de las anteriores que contribuimos en mayor o menor medida en su formación. Por ejemplo, se dice que los papás de los centennial (que son generación X y milennial) son muy permisivos y complacientes porque, en su mayoría, los centennial son hijos únicos.
Esta característica generacional ha llegado al punto de rechazo por parte de los empleadores y por primera vez en la historia la estructura del empleo podría cambiar, las empresas están rechazando contratar a empleados jóvenes y prefieren duplicar sus costos laborales con el fin de retener a los trabajadores viejos. Esta tendencia fue comprobada en Estados Unidos mediante un estudio que realizó la empresa consultora Intelligent mediante una encuesta a 800 empresas.
El 40% de los empleadores consideró a los jóvenes como “menos deseables”; el 50% dijo que tuvo que despedir recientemente a un empleado joven por mala experiencia y el 60% indicó que esta generación no está preparada para el mercado laboral. Pero ¿quién de nosotros estaba preparado cuando ingresamos al mercado laboral? ¿Qué “tan mal” está la generación centennial?
El 60% de los empleadores está dispuesto a aumentar salarios para retener o atraer trabajadores de generaciones X o milennial antes que contratar centennial, incluso dar concesiones como jornadas reducidas o trabajo remoto.
Los empleadores señalaron que la falta de preparación y madurez de la generación centennial es evidente desde la entrevista. En la siguiente gráfica se muestran las quejas más recurrentes de los reclutadores. Más de la mitad coincidió en que los jóvenes no hacen contacto visual en la entrevista; si la entrevista es virtual, el 21% de los empleadores dijo que tuvo candidatos que se negaron a encender la cámara. El 50% de los empleadores rechazó contratar a un joven porque sus demandas de remuneración eran excesivas; el 47% porque se presentaron con código de vestimenta no adecuado; el 27% porque hicieron mal uso del lenguaje y un 21% porque a la entrevista de trabajo fueron acompañados de sus padres.
Elaborado con datos de Intelligent.com (2024)
Las empresas que han decidido dar oportunidad de empleo a los centennial tuvieron fuertes decepciones, principalmente porque el 63% asegura que los jóvenes no sobrellevan su carga de trabajo (les causa ansiedad) y son muy impuntuales (61% llega tarde al trabajo, 59% no entrega en el plazo límite las actividades encomendadas y el 53% se retrasa en reuniones). Algunas otras deficiencias reportadas es que a los jóvenes les falta profesionalismo (57%), entregan trabajos con calidad muy pobre (56%), no toleran la crítica ni la retroalimentación (55%) y no se saben comunicar verbalmente, por teléfono o por correo (53%).
Aunque el estudio se realizó en Estados Unidos, la situación puede ser muy similar a la que se vive en otros países, incluyendo el nuestro. Para fortalecer las habilidades de los jóvenes es recomendable que las universidades asumamos la responsabilidad mediante actividades de socialización como clubes, talleres de inserción laboral, simuladores, así como mejorar las experiencias de los alumnos durante las estancias, pasantías y prácticas profesionales, intercambios académicos y jornadas de verano. Perder esta generación sería irreparable para la civilización.
*Profesor-Investigador Universidad Autónoma del Estado de Quintana Roo
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
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