Un nuevo informe del sindicato de futbolistas FIFPRO mostró que el 66 por ciento de los jugadores consultados entiende que la conducta de los aficionados se ha vuelto violenta y abusiva, indica la organización en su sitio web.
"Si bien el 85 por ciento de los sindicatos de futbolistas concuerdan con que 'en la mayoría de los casos la relación entre aficionados y futbolistas es muy positiva y debe valorarse', el 76 ciento afirma que la seguridad en el lugar de trabajo es una inquietud creciente para los futbolistas profesionales. El 66 por ciento considera que en los últimos años la conducta de los seguidores 'se ha tornado cada vez más violenta y abusiva'", dice el gremio en el informe.
La pesquisa consistió en una encuesta de 41 sindicatos nacionales de jugadores y revisiones de los medios de comunicación.
El informe está respaldado por la investigación académica realizada por el director de la titulación de Deporte y Gestión del Ejercicio de la Universidad de Dublín, Joel Rookwood.
El uso de bengalas o el lanzamiento de objetos genera especial preocupación, aunque los hechos violentos incluyen también ataques a los jugadores por parte de quienes invaden el campo, o profieren insultos desde las gradas, que pueden tener carácter discriminatorio o ir destinados a miembros de su familia.
Asimismo, muchos "casos ocultos" de abuso no llegan a denunciarse, en un entorno de normalización de las amenazas y los actos de agresión.
También es frecuente que los futbolistas acepten tácitamente la agresión y no la mencionen, por si ello pudiera empeorar el abuso y perjudicar sus oportunidades laborales.
El 88 por ciento de los sindicatos afirma que la amenaza de la violencia echa a perder el rendimiento de los futbolistas y el 83 por ciento indica que esto contribuye a desarrollar problemas de salud mental.
Los sindicatos favorecerían un mayor uso de la tecnología para identificar y disuadir a los perpetradores: el 98 por ciento afirma que los dispositivos tecnológicos, como escáneres de seguridad y de reconocimiento facial, contribuirían a la seguridad de los futbolistas.
El 88 por ciento afirma que los clubes deben hacer más que meramente prohibir el acceso a los hinchas violentos, mientras que la mayoría coincide en que deben darse más pasos para promover un diálogo con los seguidores acerca del impacto del abuso y la violencia en el bienestar de los jugadores.