Estamos a punto de que finalice un año más, con lo que llega de nuevo el Día de los Reyes Magos, lo que a su vez significa niños pidiendo más y más juguetes, muchos de estos ya de manufactura industrial. Esto causa que muchos de los productos que un día fueron los favoritos de los infantes, hoy estén cada vez más relegados y sus ventas sean cada vez menores.
Esto es lo que declaró, en entrevista para Imagen Poblana, Erika Piña, comerciante de juguetes y artículos artesanales, principalmente hechos de madera. En todos los años que lleva vendiendo estos juguetes se ha dado cuenta cómo las ventas cada vez van más a la baja, esto porque los niños prefieren otro tipo de diversión y hay productos que resultan más económicos, aunque sean de menor calidad.
Erika Piña es comerciante desde hace 15 años y hoy tiene su negocio formal en la calle de las jugueterías, la 16 Poniente, aunque como muchos otros, inició ofertando sus productos en la calle, a ras de piso. Aquí ella tiene de todo, desde trompos, yoyos y baleros, hasta carritos, tráileres, tambores, futbolitos de mesa, guitarras y cunas, entre otros tantos.
Nuestra entrevistada aseguró que se ha vuelto una constante que la venta de juguetes artesanales en la época navideña y previo al Día de Reyes esté “tranquila”, ya que cada vez hay menos personas interesadas en sus productos. Si bien no se aventuró a dar una cifra aproximada de cuánto vendía antes, para ella es claro que en los últimos cinco o seis años el negocio ha perdido mucha rentabilidad y apenas obtiene lo justo para mantenerse a flote.
Es por esto que, a poco más de una semana para el 6 de enero, no tiene grandes expectativas en cuanto a lo que le espera. Dijo que a pesar de la evidente disminución en sus ventas, lo más solicitado en la actualidad son los juegos de mesa como el Jenga, los futbolitos o las guitarras, esto porque los padres buscan darle a sus menores otras cosas que no sean aparatos electrónicos.
“Tratan de buscar cómo entretener para ya no comprarles teléfonos y todo eso, pero ya muy pocos papás son los que llegan a buscar el juguete de madera”, dijo Erika.
A esto se suma que los clientes no le dan el valor adecuado a su trabajo, ya que son los originarios de Puebla y sus alrededores los primeros que buscan pagar menos por los juguetes. Por ejemplo, un carro que cuesta 100 pesos, le regatean hasta los 70 pesos. Caso contrario el de aquellos que vienen de otros lados, pues son los únicos que pagan el precio estipulado sin objetar.
Otro factor que ha mermado para los comerciantes de estos juguetes es la competencia contra el mercado chino, de donde llegan muchos juguetes que son considerablemente más económicos, aunque tienen otras desventajas.
Erika aseveró que, en efecto, los artículos asiáticos son de los más baratos del mercado, por lo que la gente se decanta por comprarlos sobre el producto nacional, pero no toman en cuenta que son juguetes prácticamente desechables, toda vez que se descomponen rápido y no hay forma de arreglarlos, por lo que terminan en la basura a los pocos días. En contraste con los suyos, que suelen ser un poco más caros, pero son de mejor calidad y tienden a ser más duraderos.
Pese a tener mucho en contra, Erika no pierde la fe de que el próximo 6 de diciembre sus ventas puedan repuntar, aunque una vez más, no se atreve a dar un estimado de cuánto podrían elevarse. Para ella esta temporada también es una oportunidad de recuperar los ingresos que dejó ir a lo largo del año, cuando las principales calles del centro histórico estuvieron cerradas por las obras de remodelación.
“Caso todo el año la tuvimos bien difícil porque las calles las están arreglando y la verdad ni clientes había. No perdamos la fe, a una semana estamos de ver nuestra venta y esperemos que se componga(...) Ya no se pone cantidad porque no se sabe cuándo viene y cuándo no, a veces se vende un día sí y dos o tres días no. Ya no tiene un porcentaje para especificar cuánto esperamos vender, ya no”, finalizó.