La casa en la metáfora del poeta, es su propio ser, “yo soy mi casa” decía Guadalupe Amor. Pero para otros es el sentir de sus recuerdos, las viejas vivencias infantiles, el olor proutsiano que atraviesa esos recuerdos como le pasa al poeta Erasmo Nava, el guerrerense, en su libro La casa de teja (Eterno Femenino Ediciones 2019 ). Miles de personas se quedaron sin casa arrasadas estas por el huracán Otis en el puerto sureño de Acapulco y en Coyuca de Benítez y quizá exclamaron muchos de ellos descentrados, como aquel hombre desesperado que clamaba en El romance sonámbulo de Federico García Lorca: “Porque yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa”. Este clamor expresa la importancia que tiene para el ser humano el techo que lo cubre, aunque reducido el espacio de ese techo, pueda concretarse a la esfera del propio cuerpo. Pero la casa en si misma, puede detonar condiciones vivientes. Nava usa la metáfora en el epígrafe de su libro, de Gastón Bachelard:
Solo por la luz, la casa es humana.
Ve como un hombre.
Es un ojo abierto a la noche.
¿IRÁN A SER DE TEJA LAS NUEVAS CASAS QUE SE CONSTRUYAN EN GUERRERO?
El gobierno federal ha señalado que se construirán y reconstruirán 250 mil casas en los sitios afectados en Guerrero. Ya el proyecto está marcha. Pero los materiales para el techo, no podrán ser como aquel barro cocido de la forma acanalada y plana como lo describe la RAE, que se usaba ¿o se usa en algunos lugares?, para cubrir esos techos y dejar escurrir el agua de la lluvia. Los materiales actuales según los expertos en un sistema sostenible, pueden incluir láminas de tipo teja, y en general el uso de madera, policarbonato, metal y una mezcla llamada PVC que es policloruro de vinilo combinación de carbono, hidrógeno y cloro. En los tiempos de Nava, nacido en Mochitlán Guerrero en 1950, aún se usaban las paredes de enjarre y las láminas en los techos, caserones provincianos bien forjados que aún se ven en los pueblos actuales. Así, el poeta contemplaba el uso del tejado:
Con el silencio balanceándose en el patio
colgaban las calabazas del tejado.
Allí, crecían: grandes, verdes;
llegaba julio, y todos las disfrutábamos con leche.
LA POESÍA ES NECESARIA EN ESTOS DÍAS, CUANDO LA MISERIA TRANSITA
Los problemas que enfrenta el mundo y que los vemos reflejados en México en varios aspectos, exhibe en muchos casos, lo peor del ser humano. Lo vemos en la búsqueda de ratificación del puesto en aquellos sectores en los que lo permite la ley. Hay senadores, diputados, presidentes municipales que quizá fueron ineptos y no sirvieron, que buscan ocupar sus puestos. No nos imaginamos que pudo hacer Lily Téllez por ejemplo, qué aportó al país, para ser incluida en los repetidores, por su nuevo partido de chapulina, el PAN. El futuro cambio de gobierno ha acelerado en exhibir la pobreza moral de muchos que se refleja sobre todo en los instrumentos de trabajo. Muchos de ellos paralizados por la falta de nombramientos o ratificación. La poesía puede cambiar la visión y el panorama en la vida de un país. No creemos que los descastados que se aglomeran ahora por el presupuesto, la lean. En su libro, el poeta Nava publica veinticinco poemas, aparte del de La casa de teja. Ha publicado antes otros poemarios: Cuando los dioses hablan y otros poemas, La danza mortal de las palmeras, Pasos que rompen la memoria de los años, entre otros. Erasmo Nava, como buen guerrerense se da tiempo para recordar al gran caudillo que hereda su nombre a su estado y que con una sola frase advierte a los miserables que aquel tiempo fue diferente:
¡Estalla el movimiento insurgente!
Los triunfadores se apoderan del congreso!
El Guerrero del Alba ante su padre exclama:
¡La Patria es primero!