Cada año se estrenan cientos o miles de películas a nivel mundial, al mismo tiempo que salen a la luz cientos de miles de canciones, aunque naturalmente no todas quedan en la memoria del público, hay otras tantas que se ganan un lugar especial en la historia de su respectivo arte. A estas se les denomina “de culto”, una clasificación de la que casi nunca se explica qué necesita una obra para recibirla.
Con frecuencia se escucha que una película o canción es considerada de culto, refiriéndose a aquellas que se implantan en el gusto del público por distinguirse del resto. Dada la naturaleza de las películas o canciones que son etiquetadas así, no existe un consenso uniforme de qué características deben cumplir, aunque hay ciertos rasgos que las separan del resto.
¿Qué requisitos debe cumplir una producción de culto?
Ha habido intentos por establecer estrictamente qué es una película o canción de culto, pero dado que son aquellas que sobresalen por romper los cánones, no es sencillo encasillar las en una definición uniforme; sin embargo, basta revisarlas y observar ciertos atributos en su hechura e historia para reconocerlas.
En primer lugar, las características comunes son que la película o canción tenga una trama original o que puede escandalizar a muchos por abordar un tópico considerado tabú. Estas tienden a romper con las convenciones de sus géneros y ser innovadoras en cómo cuentan sus historias. En este sentido, se valen de personajes auténticos y un lenguaje audiovisual que no se había visto con anterioridad o se ve con poca frecuencia, principalmente en la parte estética y narrativa.
De igual forma, estas obras en su momento de estreno tuvieron la mala fortuna de fracasar en taquilla y ventas, o bien se llevaron registros de “éxito” moderado en los que apenas recuperaron los montos equivalentes a su inversión. No fue sino hasta años o meses después que las personas empezaron a conocerlas y darles el valor que desde un inicio merecían, aunque tampoco logran posicionarse en lo más alto de las listas de ingresos.
Pueden pasar años desde su lanzamiento en el completo desconocimiento y, posteriormente, convertirse en una referencia obligada para cinéfilos o escuchas que las aparecían con una perspectiva diferente a su época. En este sentido, se puede decir que también eran adelantadas al momento histórico en qué salieron al mundo.
Otro rasgo de las cintas o melodías de culto es que no siempre son las más populares, no solo por sus números de ventas, sino porque están lejos de lo que se conoce como el mainstream, es decir, no forman parte de la cultura de las masas. Es por esto que tampoco suelen tener grandes grupos de seguidores, sino que son productos de nicho para quienes tienen gustos peculiares.
Respecto a la recepción de la crítica, las piezas de culto con frecuencia enfrentaron claroscuros, ya que es común que el público en general la haya recibido bien, pero no así la crítica especializada, o viceversa, la crítica las acogió de manera positiva, pero los espectadores las rechazaron y terminaron siendo un fracaso en ventas.
Algunos ejemplos de canciones de culto, que pueden cumplir completa o parcialmente con todo lo anterior, son los siguientes:
De la banda Pink Floyd está una de sus melodías más memorables, “Comfortably Numb”, parte del disco “The Wall”, lanzado en 1979 y que se hizo una pieza de culto no solo para la agrupación, sino para todos los amantes de la música. Uno de los pocos casos en que el video es igual o más impactante que la canción es el de “Thriller”, la canción de Michael Jackson lanzada en 1982 y que aparece en las listas de canciones más escuchadas, compartidas y vendidas de la historia.
En lo que respecta a lo urbano, uno de los máximos exponentes es 2Pac Shakur, que dejó grandes obras póstumas como “Changes”, lanzada en 1992 y que habla sobre el racismo que sufren los afroamericanos día con día. En la era disco, una referente fue Gloria Gaynor, quién en 1979 lanzó una de sus máximas obras, “I Will Survive”, canción que hoy en día es un himno. Por último, una que se distinguió por ser una combinación poco vista antes es “Bohemian Rhapsody”, de Queen, la banda inglesa que mezcló elementos de ópera, rock, blues, balada y un storytelling que maravilló en 1975.
Concerniente a la cinematografía, una de las más aclamadas es la película “Pulp Fiction”, estrenada en 1994 por el cineasta Quentin Tarantino. Esta se hizo con poco presupuesto, logró una importante recaudación y mostró una forma innovadora de llevar su narrativa al contar una historia divertida de manera no lineal.
En 1971 el cineasta Stanley Kubrick sacó al mundo una de las obras más polémicas que en su momento fue rechazada y hasta censurada, pero que hoy en día es una vista obligada, se trata de “La naranja mecánica”, basada en el libro homónimo de Anthony Burgess. Violencia explícita, escenas de sexo y personajes tan singulares, conforman una de las mejores producciones de la historia.
En lo más reciente, del director Denis Villanueve, “Blade Runner 2049”, es la escuela de “Blade Runner” y se estrenó en 2019, pero no tuvo el recibimiento esperado y fue un fracaso en taquilla. A pesar de esto, cuenta con impactantes efectos especiales, destacada fotografía y una de las historias más atrapantes de la ciencia ficción.
La que para muchos es la primera película de culto de la historia es una producción mexicana, escrita y dirigida por Alejandro Jodorowsky, “El Topo” es un western que habla sobre un pistolero que vaga por el desierto acompañado de una mujer, todo con el objetivo de derrotar a otros cuatro rivales fetichistas.
Finalmente, en esta lista también se encuentra una producción europea, “Cinema Paradiso”, un filme de 1988 hecho por el director italiano Giuseppe Tornatore. Su escena final es una de las más icónicas y conmovedoras de la historia.