Estamos a mediados de diciembre y ya se acercan las fiestas, pero también es la temporada de las tradicionales posadas previas a la navidad. Como es bien sabido, en estas se lleva a cabo un ritual completo en el que se arrulla al niño dios y, propiamente, se pide posada, aunque a decir de los poblanos, tal cosa ya no sucede entre las nuevas generaciones y la forma en que hacen sus posadas.
En un sondeo hecho por Imagen Poblana, los poblanos comentaron que, a su modo de verlo, las tradicionales posadas han quedado en el olvido y, en su lugar, los más jóvenes optan por usarlas como pretextos para otras actividades. Igualmente, hay quienes consideran que esta costumbre se acabará y es solamente en los núcleos familiares y algunas partes del país donde se celebra como debe ser.
Ismael afirmó que, en su caso, solo con su familia se hace una posada tradicional “a la viejita”, en la que se arrulla al niño dios y hacen el peregrinar para pedir posada e inclusive hacen un rosario antes de todo. En contraste, cuando sus amigos lo invitan a una de estas, la situación es diametralmente opuesta, ya que no efectúan nada de lo anterior y sólo se concentran en la fiesta para tomar, cantar y terminar a altas horas de la noche.
Asimismo, ve probable que en un futuro cercano esta tradición se pierda completamente, aunque admite que no le gustaría, ya que es una buena oportunidad de convivir con amigos y familia, o para que las personas se unan en esta época del año, por lo que es importante entender cómo son.
“Ya se ha perdido esta tradición. Yo creo que es malo porque, cómo es que en un futuro nos vamos a proyectar ante nuestros hijos y familiares, o cómo vamos a actuar en un futuro en el que nos pregunten, ‘oye, ¿cómo son las posadas?’ y no sepamos, ¿no? Yo creo que es un peligro”, dijo nuestro entrevistado.
En la misma línea está Roxana y Germán, quienes mencionaron que la juventud ya no se interesa en ejecutar las posadas como es debido y las usan más como otro motivo para hacer una fiesta, lejos de la celebración religiosa que un día fue.
Roxana atribuye esto a que las nuevas generaciones tienen una nueva forma de vivir y pensar en la que esta tradición ya no tiene mucho significado y no vale la pena hacerla. Toda su vida ha asistido a posadas y, gracias a esto, explicó que ha presenciado cómo ya no se hacen al igual que en otros momentos, con los cantos y arrullos acostumbrados.
Germán por su parte, detalló que hoy en día alguien dice ir a una posada y son más “para estar en el ‘chupe’ y terminar a las dos o tres de la mañana, como dicen, ‘hasta atrás’”. Él declaró que la tradición no está en riesgo de perderse, sino que ya está completamente perdida y se ve difícil recuperarla. En cambio, solo las que organiza la familia se llevan a cabo como en otros tiempos.
“Sí he ido a posadas pero que organizamos en la casa, la tradicional con su piñata ‘cacahuatera’ y su ponchecito, pero ya muy en el círculo familiar. De otras, cuando te dicen ‘vamos a una posada’, ya sabes que va a ser nada más estar tomando y ya”, manifestó Germán.
Sin embargo, este parece ser un síntoma únicamente de las ciudades, ya que en otros municipios la situación es diferente. Nuvia es oriunda del municipio de Apaseo el Grande, en Guanajuato, y aseveró que ahí las posadas no han cambiado, ya que todavía se desarrollan las actividades como llevar la peregrinación con la virgen María, José y los Reyes Magos, todo mientras se reza el rosario y, posteriormente, se pasa a las casas a pedir posada para la llegada del niño Jesús.
Para ella no es ajeno que las personas de su edad finjan hacer una posada solo como un pretexto para celebrar una fiesta; sin embargo, es algo que no sucede con frecuencia en su municipio de origen, pues ahí la gente se empeña en mantener viva la posada tradicional.