Vasectomía, un tema que aún causa escozor entre los hombres

Vasectomía, un tema que aún causa escozor entre los hombres

Foto: FreePik

En los últimos años la ciencia ha avanzado al punto de que ahora existen múltiples métodos anticonceptivos para que las parejas puedan mantener relaciones sexuales sin que haya riesgo de concretar un embarazo. Estos van desde simples artículos que se ponen en el pene o la vagina, u otros que incluyen la colocación de aparatos como el DIU, además de las intervenciones quirúrgicas, como la vasectomía

 

Es esta última una de las que más causan revuelo entre los hombres, que es en los que se aplica, ya que existen múltiples mitos, miedos y estigmas alrededor de las personas que se deciden a hacerla. Científicamente no hay argumentos para “tener miedo” de la vasectomía, ya que es uno de los métodos más seguros y eficaces, pero es cuando se traslada a lo social y cultural que surge la incomodidad. 

 

A grandes rasgos, la vasectomía consiste en una pequeña intervención quirúrgica en la que solamente se hace una pequeña incisión en la zona genital para bloquear los conductos deferentes por los que pasan los espermatozoides hacia la uretra y se combinan con el semen. Es un método anticonceptivo que sólo requiere anestesia local y se hace en poco tiempo, por lo que un paciente puede salir caminando del hospital el mismo día. 

 

Se sabe que al menos dos meses después de hacerla todavía se pueden encontrar espermatozoides en el semen, por lo que se debe esperar un lapso de tiempo para que se haga completamente efectiva. Su eficacia es mayor al 99 %, pues en pocas ocasiones se dan embarazos luego de una vasectomía. A diferencia de lo que se comenta, este método no tiene ningún tipo de repercusión a nivel física ni hormonal

 

Incluso en la mayoría de los casos las vasectomías son reversibles para deshacer el bloqueo de los conductos deferentes, aunque esto no garantiza que se vaya a tener hijos. Para más posibilidades de éxito en la reversión, lo ideal es que se haga a los pocos meses, pues mientras más tiempo pase, más certero será el bloqueo. 

 

Los únicos riesgos o repercusiones reales en torno a las vasectomías se ven con pequeños malestares luego de la cirugía, ya sea con dolor, subida de la temperatura corporal, hinchazón o pequeños sangrados. En algunos casos, como suele suceder con otras intervenciones, se pueden dar infecciones, sangrado más pronunciado, dolores más fuertes y persistentes por lo que se recomienda acudir inmediatamente con un médico

 

Además de lo anterior, no hay más razones médicas para tenerle miedo a la vasectomía, pero no por eso hay quienes se rehúsan a practicársela. Un mito común es que con la vasectomía se pierde potencia sexual en cuanto a duración, capacidad de excitación o incluso hay quienes creen que ya no se podría eyacular, pero nada más alejado de la realidad. 

 

La falta de espermatozoides no hace que se pierda la capacidad de eyaculación, ya que los espermatozoides sólo son las células reproductivas y el semen es el líquido mediante el cual se expulsan, por lo que al bloquearlos no deja de salir semen. En los hechos, los espermatozoides únicamente representan entre el 1 y 5 % del contenido del semen. 

 

De igual forma, la vasectomía no interfiere con otras capacidades como la excitación, por lo que la persona todavía conseguirá erecciones sin mayor problema. Existe el mito de que esta reduce la producción de testosterona, pero en realidad se produce en los testículos, los cuales permanecen intactos, lo que significa que no habrá reducción del lívido ni deterioro en el apetito y la capacidad sexual. 

 

Entonces, ¿por qué se le tiene tanto miedo? La respuesta a esto se debe más a lo cultural que a lo científico, toda vez que en las culturas donde prevalece más el machismo, como en la mexicana, la sexualidad es tomada como algo importante entre los hombres. El desconocimiento de lo que abarca este procedimiento da pie a que las personas crean en mitos como los revisados anteriormente, aunque carezcan de fundamento. 

 

Cuando este tipo de creencias proliferan en la sociedad, se vuelve una constante que las personas que sí se practicaron la vasectomía sean vistas como “menos hombres”, pues en esta concepción de hombre macho, la sexualidad y la fertilidad son vistas como algo imprescindible. Perder la capacidad de tener hijos se ve como un sinónimo de debilidad y poca virilidad. 

 

Para combatir este tipo de mitos y estigmas sociales, no sólo es necesario que la gente entienda el trasfondo médico que hay detrás de la vasectomía como un método de planificación familiar, sino que es importante que se dé un cambio social en el que la capacidad de fecundar no sea visto como algo inherente a ser hombre

Notas Relacionadas