Ayer, en las comisiones de la Cámara de Senadores, se aprobó una reforma a la Ley Federal del Trabajo, en esta ocasión para lograr la igualdad salarial en las competencias deportivas profesionales. Esta dictaría un salario base para hombres y para mujeres, algo que ha despertado polémica respecto a la viabilidad de esta norma y a las marcadas brechas salariales que persisten entre hombres y mujeres.
La reforma no dice en cuánto debe establecerse el salario para los deportistas, pues esa determinación será competencia de otras instancias, aunque todavía tiene que analizarse y votarse en el pleno para su posterior aprobación o rechazo. Algo que ha levantado más debate es la viabilidad de esta norma en competencias.
Por ejemplo, la presidenta de la Liga MX Femenil, Mariana Gutiérrez, envió una carta a los senadores detallando acerca de las afectaciones que esta reforma tendría, ya que con la homologación de los salarios, algunos equipos aumentarían hasta el 43 % de sus gastos, lo que atentaría con la existencia de la liga.
Sin embargo, las brechas entre los salarios de hombres y mujeres son marcadas, no solamente en el futbol, sino en muchas otras disciplinas deportivas. Respecto a la liga femenil, se sabe que la mayoría de las jugadoras perciben un salario promedio de 35,000 pesos al mes, aunque muchas no rebasan ni siquiera los 10,000 pesos, mientras que el de hombres ronda los 650,000 pesos mensuales, si bien no para todos, la mayoría gana más que las mujeres. Esto significa que el jugador promedio gana 18.5 veces más.
Estas distancias se hacen más grandes cuando se comparan los sueldos de los jugadores mejor pagados. Por ejemplo, la jugadora con mejor sueldo es la española Jennifer Hermoso, del Pachuca, quien recibe un sueldo estimado mensual de 120,000 euros. El acumulado anual se calcula en 1.4 millones de euros, equivalente a 27’068,965 pesos.
En contraste, el futbolista mejor pagado en México es el francés André-Pierre Gignac, de los Tigres, quien percibe poco más de 4.8 millones de dólares al año, cerca de 89’252,650 pesos y más de tres veces lo que le pagan a la campeona del mundo, Jenni Hermoso.
Otra disciplina en que se ven las diferencias salariales es el básquetbol, pues en nuestro país la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) tiene bien marcadas las brechas. Un basquetbolista profesional gana en promedio entre 30,000 y 60,000 pesos, aunque en los casos de los jugadores estrella ganan entre 80,000 y más de 100,000 pesos.
Esto contrasta con los salarios que se les da a las jugadoras que practican el mismo deporte, pues se establecía en 4,000 y no más de 15,000 pesos. En promedio, las jugadoras con mejor sueldo recibían apenas la mitad de lo que ganaba un basquetbolista con sueldo bajo. Con la primera edición de la liga en 2020, el presidente Sergio Ganem afirmó que se buscaría la igualdad salarial y de beneficios para hombres y para mujeres, aunque esto no ha terminado por convertirse en una realidad.
Otro deporte en que nuestro país ha destacado en múltiples ramas, pero que también mantiene la brecha de salarios es el box. El sueldo que perciben aquellas boxeadoras cuya carrera va iniciando es de 20,000 pesos, de lo cual deben repartir gastos como manager, impuestos, promoción, entre otras. Por otra parte, las que pretendan buscar un campeonato gasta en preparación entre 40,000 y 100,000 pesos, por lo que el premio debe ser mucho mayor para que tengan ganancias de verdad.
Mariana Juárez, mejor conocida como “la Barby”, empezó con peleas cuya bolsa no superaban los 12,000 pesos, pero con el paso del tiempo ganó fama y se hizo de un nombre a nivel internacional, pero sus mejores peleas no pasaban tampoco los 800,000 pesos. Dichos números palidecen con los ingresos del boxeador mexicano más conocido de los últimos años, Saúl “el Canelo” Álvarez, pues tan solo en 2018 firmó un contrato por cinco años en los que disputaría 11 peleas y le dejaría ganancias de 365 millones de pesos.
Una de las senadoras que más defiende la reforma en discusión es Patricia Mercado, quien argumenta que lejos de ser una idea desfavorable para el deporte, y en especial para las atletas profesionales, lo que se plantea es que haya un salario mínimo para quienes practican alguna disciplina.
Esto significa que no se plantea equiparar los millonarios sueldos de unos con los de otras deportistas, sino que se fomentaría la creación de un “piso parejo” para que puedan desarrollar sus actividades sin atravesar dificultades económicas.