El problema de los vendedores ambulantes y la invasión de calles en el centro histórico de Puebla nunca había estado tan cerca de estar controlado como lo está ahora; sin embargo, no debemos olvidar que se trata de un problema multifactorial que podría derivar en otros conflictos.
Generalmente se aborda el problema del ambulantaje como un fenómeno que provoca un mal aspecto a la ciudad, acarrea problemas de inseguridad y genera afectaciones en la movilidad, principalmente para los peatones por la invasión de la vía pública.
No obstante, existen algunas organizaciones que apelan por la defensa del comercio ambulante al considerar que todas las personas tienen derecho a laborar de manera honrada, aún y cuando esta actividad la tengan que llevar a cabo en la vía pública.
Es justamente desde esta óptica donde surge el Día Internacional de los Vendedores Ambulantes, una iniciativa que nació en 2012 en Sudáfrica por iniciativa de la organización Streetnet International, mejor conocida como la Alianza Internacional de Vendedores de la Calle.
Este Día Internacional de los Vendedores Ambulantes busca darle un reconocimiento a todas esas personas que trabajan de manera legítima para mejorar sus condiciones socioeconómicas, una oportunidad que hasta el momento no les ha ofrecido la economía formal.
Los ambulantes en Puebla
En el caso de Puebla, el ambulantaje ha sido uno de los problemas más demandados para las autoridades municipales, principalmente en la zona del centro histórico donde, en algún momento, las calles se vieron desbordadas por la presencia de estos comerciantes.
Como peatón, prácticamente era imposible caminar por la banqueta mientras que los automovilistas tenían que ver reducida la movilidad a solamente un carril por la presencia de estos negocios ambulantes en la gran mayoría de las calles.
Uno de estos ejemplos era la calle 16 Poniente-Oriente, mejor conocida como “la calle de los mariscos”, donde decenas de pescaderías ampliaban sus locales instalando mesas para vender sus productos en plena vía pública.
Además de la obstrucción de la vialidad, esta invasión generaba problemas de imagen urbana, pues una vez que concluían su jornada laboral, tiraban el agua del deshielo con la que mantenían fresco el pescado a las alcantarillas, provocando un olor insoportable para los vecinos de la zona.
A pesar de que el problema de los ambulantes había sido un pendiente para las últimas tres administraciones, el actual Ayuntamiento de Puebla parece tenerlos a raya y como muestra ha logrado mantener a las pescaderías dentro de sus negocios, liberando tanto la calle como la banqueta de la 16 Poniente-Oriente.
Esto mismo se ha replicado en otras calles donde recientemente el gobierno municipal también llevó a cabo un proyecto de rehabilitación, el cual, una vez concluido, no permitió el regreso de los comerciantes informales.
Para que el Ayuntamiento de Puebla actualmente pueda presumir que ha logrado liberar el centro histórico de comerciantes ambulantes, es necesario estar consciente que detrás de ello existen negociaciones con las principales organizaciones que aglomeran a este tipo de comerciantes.
Del mismo modo, requiere de una vigilancia constante por parte de las autoridades, tales como operativos y otras actividades que permitan vigilar constantemente las calles y así evitar la instalación de este tipo de comerciantes.