Es un hecho que en México mostramos descontento cuando los precios de diferentes productos o servicios incrementan desmedidamente, aunque eso no se da en todos los escenarios. Para este mes, la empresa Coca-Cola anunció que su producto estrella subirá su precio, algo que ha sido constante en los últimos años, pero que no afecta en las ventas del refresco en nuestro país.
En concreto, a partir de hoy 13 de noviembre los precios de Coca-Cola incrementarán cerca de un peso en cada producto, quedando de 7 a 8 pesos la botella retornable de 235 mililitros, de 22 a 23 pesos la de 1.25 litros y de 29 a 32 pesos la de 2.5 litros. Mientras tanto, las desechables quedarían la de 355 ML de 16 a 19 pesos, la de 1.35 litros pasa de 24 a 26 pesos, la de 1.75 litros de 33 a 37 pesos, y por último la de 2.75 litros sube de 38 a 43 pesos.
Respecto a las presentaciones más chicas y las desechables, la de 300 ml elevó su precio de los 7 a 10 pesos, la de 355 ml de 17 a 18 pesos, mientras que las de 600 ml sin azúcar costará 14 pesos, cuando antes era de 12, y la de 3 litros se eleva de 30 a 37 pesos por botella.
En algunos casos, los aumentos rondan hasta el 10 % o más respecto al precio anterior, pero si algo ha quedado claro en los últimos años es que no por ello la gente dejará de consumir los refrescos, mucho menos la coca-cola. Prueba de ello es la revisión de los precios hace diez años, pues en ese entonces la “coca” de 600 ml apenas llegaba a los 9 pesos, en contraste con los 10.5 que costaba en 2014. Actualmente, en algunas tiendas el precio va de los 17 a 18 pesos.
Aparte de las constantes subidas en sus precios, la Coca-Cola al igual que otros refrescos, lejos de ser un producto de primera necesidad, es uno de los que más contribuyen a problemas de salud o sobrepeso; sin embargo, de acuerdo con la plataforma Statista, México es el cuarto país que más consume refresco, con un promedio anual de 133 litros al año por persona, solo detrás de Bélgica, Argentina y Estados Unidos.
Todo lo anterior se contrapone con las constantes quejas y oposiciones que se dan cuando otros productos o servicios suben su costo. Un caso muy puntual de esto es lo que ocurrió en enero del 2017 cuando se dieron a conocer los aumentos de hasta 3 pesos en los precios de los combustibles.
Los gasolinazos ya casi al final de la administración de Enrique Peña Nieto provocaron la ira de los mexicanos, quienes salieron a las calles a manifestarse y, posteriormente, algunos cometieron saqueos en tiendas departamentales. Y es que, a diferencia de los refrescos, la gasolina sí es un producto que se ha vuelto clave en la economía de las familias, pues con el aumento de sus precios también suben otros productos de la canasta básica como los alimentos y productos de higiene.
Lo mismo sucede con los incrementos a las tarifas del transporte público que se han planteado en Puebla desde hace unas semanas. El gremio de transportistas ha pedido al gobierno estatal subir los precios de 8 y 8.5 pesos a 12, esto a pesar de que en 2019 la tarifa subió a como la conocemos hoy.
En todo momento, el gobierno ha rechazado la propuesta, además de que los usuarios se pronuncian en contra argumentando que el servicio es deficiente y no cumplieron su compromiso de modernización, razón por la que se autorizó aumentar las tarifas hace cuatro años y eso afectaría su economía.
¿A qué se debe esta diferencia?
Una de las razones por las que la gente no deja de consumir los productos de Coca-Cola, a pesar de que no dejen de subir los precios, es que la mayor parte del mercado está acaparado por esta empresa y por Pepsi. En 2021, se registró que las ventas de refresco se distribuían en 64.8 % para Coca-Cola, muy por detrás el 14.9 % de Pepsi y el 9.1 % de Red Cola, por lo que la presencia de esta empresa en la mayor parte del país hace que siga siendo la más consumida.
A esto se suma su sabor tan distinguido del resto de bebidas, pues entre sus compuestos hay altas cantidades de azúcar, cafeína, atropina y ecgnonina, todas sustancias altamente adictivas que a la larga hacen que la bebida genera una adicción que difícilmente se suple con los refrescos de otras marcas.
Respecto a que la gente no se pronuncie en contra de los aumentos en los precios, cabe recordar que la Coca no es un producto de primera necesidad o que se incluya en la canasta básica, a diferencia de la gasolina. Por el contrario y como ya se mencionó, la gasolina es un producto que al aumentar su costo desencadena un efecto inflacionario que repercute en la economía de todos.