Según el Censo de Población y Vivienda del 2020, en México hay aproximadamente 6'179,890 personas que viven con alguna discapacidad, equivalente al 4.9 % de la población. Del total de este universo, se estima que el 44%, es decir, 2'719,151, tiene una discapacidad o complicaciones visuales inclusive usando lentes, además de que conviven con otra discapacidad.
Con el objetivo de concientizar sobre los retos y dificultades que implica vivir con este tipo de discapacidad, a partir del 15 de octubre del 2020 la Cámara de Diputados avaló que en este día se conmemore el Día Nacional de las Personas Ciegas y con Otras Discapacidades Visuales. La visión es uno de los sentidos más importantes para los humanos, pues con ella nos relacionamos con el mundo y lo que nos rodea.
Para las personas que vivieron gran parte de su vida con una buena visión, pasar a un estado total de ceguera puede ser un gran óbice para su vida diaria, ya que se dan cambios importantes en todos los sentidos, desde la movilidad hasta la forma en que desarrollan sus actividades diarias que los demás damos por sentado, y la manera en que ejercen sus derechos.
Por ejemplo, la educación en México no siempre es incluyente con todos los sectores de la sociedad, incluyendo a las personas con discapacidad visual. A pesar de que en 1870 se fundó la Escuela Nacional para Ciegos, actualmente sólo cuenta con 34 aulas para alumnado, incluyendo áreas deportivas y equipamiento educativo para este grupo social.
Otro de los mayores obstáculos para hacer una educación más inclusiva es que en la mayoría de los espacios no se cuenta con las herramientas ni la preparación de los docentes para atender sus necesidades. Los libros de texto gratuitos en su mayoría no tienen escritura en Braille y los docentes no siempre están debidamente preparados para los alumnos con discapacidad visual.
A esto se suman las dificultades para transportarse, ya que en la mayoría de los casos las personas con discapacidad visual se vuelven dependientes de otras para desplazarse. En la vía pública cada vez hay más obstáculos para el libre tránsito de las personas con discapacidad, ya que son contados los espacios donde se tienen asfaltos podotáctiles que sirven de guía para las personas ciegas o señalética en Braille al final de las calles. En cambio, muchas banquetas de las ciudades tienen mesas con poco espacio y que no dan lugar a la caminata de las personas.
Otra limitante para las personas que no ven es que las formas de transporte público, en su mayoría, no toman en cuenta las necesidades de las personas con debilidad visual. En Puebla, la mayoría de las unidades del transporte público no tienen espacios para personas con discapacidad y requieren que sean otras personas las que ayuden a la gente a abordar, restándoles independencia.
De igual forma, al no ver, las personas se ven privadas de múltiples actividades que antes sí llevaban a cabo, como disfrutar espectáculos en vivo, actos deportivos, leer contenidos impresos u observar obras de arte visual, por lo que también se pierden muchas formas de entretenimiento. En este sentido, los ciegos también se enfrentan a los retos de hacer o dejar de hacer de manera independiente actividades fundamentales como los trámites y la asistencia a las escuelas.
¿Qué se puede hacer para una sociedad más inclusiva?
El hecho de que la vida de una persona ciega cambie sustancialmente no significa que con ello deba privarse de todo, aunque para crear un ambiente más inclusivo es necesaria la cooperación de todas las personas y sectores. Lo más importante es entender que la organización del hogar es fundamental, ya que es necesario tener rutinas que faciliten la independencia de la persona discapacitada.
Asimismo, las autoridades de cada país elaboren políticas públicas con las que sea más sencillo acceder a servicios y actividades diarias.
En México, está la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, en la que se contemplan las medidas a seguir para lograr una sociedad más incluyente. Para asegurarse de que ejerzan su derecho a la educación, en esta ley se estipula que las personas con ceguera deben tener a su alcance materiales didácticos escritos en sistema Braille o, en su caso, personas especializadas en enseñanza para personas con discapacidad.
Hay personas que podrían pensar que con la ceguera se trunca su vida, deteriorando su salud mental. En este sentido, se debe priorizar la creación de espacios y eventos culturales y deportivos accesibles e incluyentes para que las personas con discapacidad tengan momentos de recreación. Esto se debe complementar con el debido acompañamiento a la salud mental, de la mano de especialistas que tengan el enfoque preventivo de enfermedades mentales.