El director Kevin Greutert tomó la arriesgada tarea de dirigir la décima película de una saga, un desafío que casi siempre conlleva bajas expectativas. Sin embargo, “Saw X: El Juego del Miedo” emerge como una de las secuelas más sólidas de la serie que comenzó en 2004 bajo la dirección de James Wan.
Según el sitio QueVer, la presencia de Tobin Bell como Jigwaw es un pilar fundamental para el éxito de la película, pues las secuelas en las que no participó o tuvo un papel menor luchar por llenar ese vacío. Por lo que el director tomó la inteligente decisión de ambientar la película entre los eventos de la película original y Saw II. La película sigue a John Kramer / Jigsaw mientras viaja a México en busca de un tratamiento que promete curar su cáncer cerebral. Sin embargo, pronto descubre que todo se trata de una estafa, desencadenando el siniestro juego en el que Jigsaw se venga de los estafadores.
A diferencia de algunas secuelas anteriores de la franquicia, Saw X dedica tiempo a desarrollar a sus personajes y justificar las torturas a las que se someten. El enfoque de Greutert aporta frescura a esta entrega, lo que la hace atractiva tanto para los fanáticos de la saga como para nuevos espectadores.
En esta entrega es de destacar el hecho de que se retrata de manera eficaz la filosofía y motivaciones de Jigsaw. Si bien Saw X pierde un poco de fuerza hacia el final queriendo hacer un giro sorpresivo innecesario, sigue siendo una secuela sólida que se atreve a explorar con aquellos que se aprovechan de la desesperación de personas enfermas, ofreciéndoles tratamientos milagrosos que son fraudulentos. Jigsaw está de regreso, y su retorno está más que justificado.