La peor cara del deporte: las trampas más grandes de la historia

La peor cara del deporte: las trampas más grandes de la historia

Foto: Unsplash

El pasado 27 de agosto, la CDMX vivió la edición 40 del Maratón Internacional de la Ciudad de México, uno de los más destacados de Latinoamérica y que goza de gran prestigio por su nivel de competencia. Hoy este evento se ha visto en la obligación de dejar fuera de la lista de ganadores a miles de personas por trampa

 

La ruta fue de 42.195 kilómetros de inicio a fin, pero se ha dado a conocer que miles de competidores serán descalificados por hacer trampa de diferentes maneras para no correrlo en su totalidad. De los más de 30,000 participantes, se comenta que al menos 11,000 fueron los tramposos que usaron el metro o coche para recortar el recorrido, pero fueron detectados por sus chips de rastreo. 

 

El maratón cuenta con la denominación Oro de World Athletics debido a su prestigio, pero con esto se pone en entredicho su calidad. Esta es una mancha al deporte y a la competencia limpia, aunque no es la primera ni la más grave, pues a lo largo de la historia se han visto trampas y arreglos que se convirtieron en grandes escándalos

 

Uno de los casos más notorios es el del ciclista estadounidense Lance Armstrong, quien pasó de ser un competidor promedio a ganar el Tour de Francia siete veces consecutivas. Entre 1999 y el 2005 Armstrong se coronó en el torneo más importante del ciclismo, pero detrás de este meteórico ascenso tras padecer cáncer pulmonar y de testículo, hubo una historia de dopaje que marcó al deporte. 

 

Tras su última victoria del 2005 se retiró e inmediatamente empezaron rumores de que el ciclista siempre participó con otro tipo de "ayuda". En todo momento negó las acusaciones, pero tras una serie de análisis a sus muestras más antiguas y su regreso a las pistas, se dieron cuenta de que siempre compitió con ayuda de estimulantes que mejoraban su rendimiento. Se le retiraron los siete títulos y aparecen vacíos en el historial del Tour de Francia. 

 

México no ha estado exento de este tipo de prácticas y fue precisamente en el futbol donde se dio uno de los escenarios más embarazosos para el deporte nacional. En 1988 se disputó el premundial sub-20 en Guatemala, obviamente con la participación de México, y gracias a una investigación periodística se expuso que cuatro de los seleccionados, en teoría no mayores de 20 años, habían alterado sus actas de nacimiento. 

 

El caso conocido como "los Cachirules" incluyó a José Luis Mata, Aurelio "Coreano" Rivera, José de la Fuente y Gerardo Jiménez Cantú, quienes modificaron su acta de nacimiento y en realidad tenían entre 22 y 27 años. Las consecuencias para la Federación Mexicana de Futbol fueron graves, ya que se vetó a todas las selecciones nacionales de competencias internacionales entre 1988 y 1990, incluyendo el mundial de Italia ese año. 

 

 

Otro de los casos más grandes de trampa se dio este año con el Futbol Club Barcelona, pues la Agencia Tributaria de España determinó que el club culé pagó a José María Enríquez Negreira un monto superior a los 7 millones de euros entre 1994 y 2018, cuando este era el vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA). 

 

Durante los años en que se dieron dichos pagos, el equipo catalán ganó nueve ligas de España, algunas de ellas por una diferencia de puntos muy corta y con comportamiento cuestionable de los árbitros. Esta semana la Guardia Civil española determinó que el arbitraje sí fue influyente a favor del Barcelona. 

 

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En los casos anteriores se dieron gracias a privados y federaciones de un deporte, pero hubo un escenario particular donde se demostró que el estado ruso colaboró para que sus atletas olímpicos se doparan sin que el Comité Olímpico Internacional (COI) se percatara. Entre 2011 y 2015 el gobierno ayudó a deportistas de 30 disciplinas para sobrepasar las pruebas de dopaje, algo que se sacó a la luz en 2016. 

 

La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) concluyó que Moscú ayudó a manipular información dlaboratorios para que los atletas rusos pudieran doparse sin que fueran detectados. Debido a esto, en 2019 la federación rusa quedó suspendida de competiciones deportivas por cuatro años, lo que supuso el veto completo a su bandera, himno y atletas en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y en el mundial de Catar 2022. 

 

Finalmente, el que quizá sea el caso más vergonzoso para un país, y no tan sonado en la actualidad, es el de la, o el atleta Dora Ratjen, quién fingió ser mujer para que ganar una medalla olímpica. Por orden de régimen nazi de Alemania, Heinrich Ratjen se vio obligado a suplantar a la atleta Gretel Bergman, quien poseía el récord de salto de altura pero, al ser judía en unos juegos celebrados en Berlín, no tenía cabida para la federación. 

 

 

La idea de que una judía ganara una medalla en los juegos del nazismo de 1935 era inconcebible, por lo que optaron por usar a Heinrich, un hombre que tenía una malformación de nacimiento en los testículos. Posteriormente fue detenido y se dieron cuenta de la trampa, y a pesar de que ganó y cumplía un mandato, se le retiraron los logros y se le acusó de traición al régimen. 

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