Animalismo y ecologismo, diferentes caras de la misma moneda

Animalismo y ecologismo, diferentes caras de la misma moneda

Puebla está atravesando por la que quizá sea su crisis de maltrato animal más grande de los tiempos recientes con casos de auténtico horror como zoofilia, extrema crueldad y muertes. La sociedad ha tomado la iniciativa y surgieron múltiples movimientos que se pronuncian por los derechos de los animales, la mayoría asumiéndose como asociaciones o grupos animalistas.

 

Este es un término que se ha popularizado debido a las personas que se reúnen por la causa de defender los derechos y la vida de los animales; sin embargo, suele haber confusión en torno a su definición concreta y otras corrientes que cuidan al medioambiente y los seres vivos, como pasa constantemente con la ecología.

 

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Tanto la ecología como el animalismo comparten rasgos similares en sus objetivos y lo que pretenden en materia de preservación, pero al mismo tiempo tienen diferencias que los separan en la forma de abordar los problemas.

 

El animalismo se define como una ideología que busca defender la igualdad de derechos para los animales, del mismo modo que existen para los humanos, incluyendo el respeto y cuidado de su vida e integridad. Para los animalistas es común la procuración de animales de compañía, entiéndase perros, gatos, aves de cría y ganado, pero incluyen universalmente a todos como sujetos de derechos.

 

Aunque esto tenga en el fondo una causa noble, la realidad es que puede ser contraproducente para los ecosistemas, ya que se pretende que todos los animales sean preservados bajo cualquier circunstancia, sin cabida a programas de control poblacional que incluyan sacrificar o cazar a alguna especie de manera controlada.

 

Esta es una discusión que se vive en Colombia con los grupos que defienden a los hipopótamos invasores de Pablo Escobar. En 1981 llegaron cuatro ejemplares a la hacienda del narcotraficante y ahora hay más de 130 animales en el río Magdalena.

 

Especialistas sugieren que es necesario esterilizar y sacrificarlos, ya que son una especie invasora sin depredadores, desplazan especies nativas, dañan el equilibrio natural del río y son un riesgo para las personas; sin embargo, los animalistas se oponen a pesar de que otras alternativas, como el traslado a África, no son viables.

 

 

De igual forma, los movimientos animalistas son firmes en su postura de rechazar cualquier tipo de explotación o uso de animales por parte de los humanos. Esto incluye actividades como circos, animales de cría para alimentación, vestimenta y experimentación con fines científicos, entre otras prácticas que consideran dañinas.

 

Una de las críticas más frecuentes a este movimiento es la extrema visión emotiva que se tiene de la naturaleza y los animales, ya que esto se impone a las razones científicas. Ejemplo de esto son quienes se empecinan en criminalizar todo tipo de cautividad animal, como la de los zoológicos, ignorando que son indispensables para estudios científicos y preservación de especies en peligro de extinción.

 

En contraste, el ecologismo se enfoca primordialmente en el estudio y la relación de los seres vivos con el ambiente donde se desarrollan. Gracias a esto, reconocen la diversidad y el papel funcional que tienen los animales que conviven con los seres humanos, así como su importancia dentro de los ecosistemas.

 

Asimismo, los ecologistas no se enfocan en individuos ni se dejan llevar por sentimentalismos, ya que el bien mayor, los ecosistemas en su totalidad, está por encima de todo, pues esos son los sitios donde sobreviven múltiples especies. En este sentido, los ecologistas no se cierran a la posibilidad de tener que implementar planes de control poblacional para evitar desequilibrio. Ecologistas colombianos son los que proponen la caza de hipopótamos en el país.

 

Los ecologistas tampoco niegan los usos y beneficios que se pueden obtener de los animales, ya que saben que no todas las prácticas son dañinas; no obstante, sí apelan a un uso que sea sostenible, que no incluya crueldad y que tampoco genere desperdicios, contaminación o se amenace la población de alguna especie.

 

Otra vertiente que marca diferencia entre ambos ideales es el distanciamiento que se da entre animales humanos y no humanos. Esto se entiende como la manera en que los ecologistas reconocen las dinámicas dentro de los ecosistemas y dejan que estás fluyan, inclusive si esto implica la muerte de animales para la supervivencia de otros. Los animalistas en algunas ocasiones pretenden ver y hacer que la vida salvaje se comporte bajo estándares de moral humana.

 

Ambos movimientos, el animalista y el ecologista, persiguen muchos puntos en común para la protección de la naturaleza, aunque para llegar a sus objetivos entienden su lucha de diferente manera. Los dos tienen un papel importante para que las especies con las que convivimos alcancen un mayor bienestar.

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