Cibercondría: el internet y la obsesión con las enfermedades

Cibercondría: el internet y la obsesión con las enfermedades

Foto: FreePik

Por muchos años una de las preocupaciones médicas era que las personas se automedicaran con base en algunos síntomas. Si bien esto sigue como una constante, en los últimos años el problema ha mutado y se ve en aquellas personas que deciden diagnosticarse por lo que les dice el internet, dejando de lado la opinión y valoración de un especialista en medicina. 

 

Debido a esto se ha usado el término cibercondría para referirse a quienes usan el internet de manera obsesiva para verificar si los síntomas que tienen, ligeros o inexistentes, realmente corresponden a una enfermedad grave. En muchas ocasiones ni siquiera existe un padecimiento real, por lo que hay afectaciones reales a la salud. 

 

Esto se relaciona con otro término ya conocido, la hipocondría, pues en ambos se trata de individuos que han desarrollado un nivel de ansiedad en torno a su salud, aunque en este caso se hacía visitando al doctor innecesariamente. Por el contrario, la cibercondría resulta más preocupante porque se elimina la parte de la visita y solo se buscan los síntomas directamente para hacer una evaluación. 

 

Gracias a que ahora es mucho más sencillo tener acceso a este tipo de información mediante páginas web con datos médicos, la cibercondría se ha extendido más. Quienes lo hacen tienen dos resultados, uno que es el alivio y la comprensión de su situación, y otro que es la insatisfacción e incremento de la ansiedad al obtener más de un diagnóstico. 

 

 

Debido a que las conclusiones de un diagnóstico dependen de varios factores que van más allá de los síntomas más evidentes, los buscadores de internet pueden arrojar múltiples resultados que, en teoría, encajan con el malestar que una persona tiene o cree que tiene. 

 

Esto lleva a que las personas con cibercondría desarrollen preocupación y pánico prolongado porque todo el tiempo creen que tienen un padecimiento severo, aunque en la mayoría de casos no son más que síntomas nulos o de algo minúsculo. 

 

Los rasgos más evidentes de un cibercondríaco son, como ya se mencionó, la ansiedad y el pánico ante creerse enfermo, pero también el considerable tiempo que pasan ante una pantalla buscando información sobre enfermedades que en realidad no se relacionan con su condición. 

 

También están otros comportamientos como siempre creer los peores escenarios, confiar ciegamente en los resultados hallados en internet, y uno de los más graves, desconfiar del diagnóstico y las respuestas que dan los verdaderos especialistas de la salud, pues se empeñan en creer que sí tienen algo grave y vuelven a consultar más síntomas en internet. 

 

La cibercondría deriva en complicaciones reales por los niveles de estrés, incluyendo problemas de presión arterial, migrañas y dolores de cabeza, así como tensión muscular y, contradictoriamente, sistema inmune más débil. 

 

Entre los especialistas que estudian este tipo de pensamientos hay quienes consideran que esto se exacerbó en los últimos años gracias a la pandemia por COVID-19. El contexto que se dio en el 2020 con el prolongado aislamiento, la falta de contacto, las complicaciones económicas y el miedo de contraer una enfermedad nueva y desconocida, muchas personas recurrieron a las “consultas” en internet para averiguar si tenían covid, aunque solamente fuera un producto de la sugestión o un resfriado común. 

 

La cibercondría no es algo definitivo, ya que se puede se puede revertir, pero lo primero es hablar a conciencia con médicos y personas calificadas en sicología, a fin de que se traten los miedos más enraizados. De igual forma, se pueden tomar terapias conductuales para aprender la manera correcta de enfrentar el exceso de información y dejar de lado los pensamientos obsesivos en torno a las enfermedades. 

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