La recuperación de la economía mexicana en los últimos meses se ha traducido en un aumento de inversión y recuperación del peso en mercados internacionales, pero esto no ayuda a la disminución del precio de la gasolina, el cual se ha elevado sin muestras de una disminución, para atender esta problemática, existen alternativas como el cambio de combustible a gas, pero ¿esta inversión realmente genera un ahorro?
Las conversiones a gas natural han ganado mucha popularidad, especialmente en vehículos que se usan para transporte público o para aplicaciones como Uber y Didi, este proceso es relativamente sencillo, aunque los costos pueden variar ya que los autos más nuevos permiten una modificación del sistema para volverlo híbrido entre gasolina y gas natural o gas LP.
Para que el motor de un vehículo pueda adaptarse, es necesario añadir un sistema de conversión a gas natural o gas LP y una computadora, conocida como unidad de control electrónico, además de un regulador de presión, un sensor de temperatura y una válvula de carga del cilindro de gas natural, que funcionan sin interferir la operación del motor a gasolina.
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De esta forma, el vehículo arranca a gasolina y cuando se nivela la temperatura del motor, el nuevo sistema automáticamente pasa a alimentarse de gas, en caso de agotar este suministro, regresa a gasolina y se puede usar hasta recargar la reserva de gas.
En México, existen diferentes sistemas de conversión disponibles, como el sistema de Gas Licuado de Petróleo (GLP) o Gas Natural Comprimido (GNC). El costo promedio de este proceso oscila entre los 35,000 a 40,000 pesos, dependiendo del lugar donde se lleve a cabo el proceso, pues también es necesario inspeccionar el vehículo para saber con qué modelos de piezas es compatible.
Uno de los beneficios más relevantes de este cambio está en términos de emisiones y contaminación. El gas es generalmente considerado una opción más limpia en comparación con la gasolina, aunque ambos combustibles emiten dióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático, el gas suele generar menos emisiones de dióxido de carbono por unidad de energía producida en comparación con la gasolina. Además, el gas también tiende a producir menos contaminantes atmosféricos, como óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas, lo que contribuye a una mejor calidad del aire en las zonas urbanas.
Otro punto a favor es que el precio del gas suele ser más bajo que el de la gasolina, por tanto, puedes llenar el tanque de gas natural comprimido ahorrando hasta un 55 % más en comparación con la gasolina, mientras que el tanque de un auto convertido a gas licuado de petróleo permite ahorrar hasta un 40 % por recarga. En el Estado de México y la Ciudad de México, el principal atractivo es estar exento del programa “Hoy no circula”.
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— Domínguez Resendiz Consultores (@DRConsultores_) July 19, 2023
Si después de leer estos beneficios, estás pensando en hacer una conversión de tu vehículo, también te interesará saber que existen algunas desventajas, aunque son más relevantes para unos que para otros.
El principal punto a considerar es que habrá una pérdida de poder en el motor de al menos el 20 % debido al cambio de combustible. Aunado a esto, si tu auto es nuevo, el verdadero ahorro lo podrás contemplar después de 6 meses o un año, dependiendo del uso.
Aunque probablemente el punto más negativo está en que las estaciones de carga de GLP o GNC no cuentan con tantas sucursales como las gasolineras, por tanto, puede ser un poco conflictivo el recargar combustible, más si vives en zonas retiradas o lejos de las capitales.