El deporte no solo se trata de ganar o perder, también de los valores y el espíritu con el que se juega. En ese sentido, el “fair play” o juego limpio se ha convertido en una piedra angular de la competición deportiva a nivel mundial, pues esta expresión no solo hace referencia al comportamiento leal, también a mostrar respeto, integridad y camaradería hacia los oponentes, compañeros de equipo y árbitros.
Un ejemplo reciente lo pudimos observar en la pasada edición de los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023, cuando la tiradora cubana Laina Pérez rechazó la medalla de bronce que se le había otorgado en la prueba de tiro deportivo de 10 metros con pistola de aire.
La atleta cubana decidió ceder el reconocimiento a la mexicana Alejandra Cervantes, quien se vio afectada por una regla que prohíbe a un mismo país obtener las tres medallas en una misma prueba. El gesto de Laina fue aplaudido por su deportividad y se ha convertido en un ejemplo de fair play y espíritu deportivo en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
A lo largo de la historia del deporte, ha habido otros ejemplos destacados y conocidos mundialmente por haber encarnado el fair play en su máxima expresión. La final femenina de esquí de fondo por equipos en los Juegos de Turín 2006 fue escenario de este acto deportivo.
Cuatro potentes escuadras: Noruega, Suecia, Finlandia y Canadá luchaban por el oro y en la tercera vuelta de las seis, a la canadiense Sara Renner se le rompió uno de los bastones y cayó del primer al cuarto puesto. La primera persona en reaccionar fue Bjørnar Håkensmoen, entrenador del equipo noruego, que gracias al desafortunado suceso logró tomar la delantera.
Håkensmoen corrió hacia Renner y le entregó el bastón de repuesto de su equipo, lo que permitió a la esquiadora canadiense seguir en carrera. Al final, Canadá terminó en segunda posición, mientras el dúo noruego fue cuarto.
La embajada noruega en Canadá recibió más de 600 cartas, llamadas telefónicas y correos electrónicos de agradecimiento. El empresario canadiense Michael Page donó 7,400 latas de jarabe de arce al Comité Olímpico Noruego, y la propia Renner envió a Håkensmoen una botella de vino como muestra de su gratitud.
Dario Cologna y el fair play a Roberto Carcelen y Germán Madrazo
Dario Cologna con 4 oros olímpicos y sus 3 preseas en Mundiales es uno de los mejores esquiadores de fondo de la historia, pero también es conocido por sus grandes actos de deportividad en Sochi 2014 y PyeongChang 2018.
En la primera competición, Cologna logró su segundo oro olímpico en la prueba masculina de 15 km estilo clásico, pero el verdadero reconocimiento llegó cuando esperó a que el último competidor cruzara la línea de meta. En este caso, se trató del peruano Roberto Carcelén, quien comenzó a esquiar a los 35 años y se convirtió en el primer atleta peruano en participar en unos Juegos Olímpicos de Invierno.
Unas semanas antes de su segunda experiencia olímpica en Sochi, Carcelén se rompió varias costillas durante un entrenamiento, pero eso no lo detuvo de competir en los juegos, pese a las objeciones de su doctor.
Carcelén terminó en último lugar con un tiempo de 1:06:28,9, casi 28 minutos después del tiempo de Cologna. Cuatro años más tarde, tras ganar la prueba de 15 km estilo libre, Cologna saludó de la misma manera al último clasificado, el mexicano Germán Madrazo.
Abbey D'Agostino y Nikki Hamblin
Otro de los grandes ejemplos del compañerismo en el deporte, lo vivimos en los Juegos Olímpicos de Río 2016, durante la competencia de 5,000 metros femeninos en las que participaron Abbey D'Agostino de Estados Unidos y Nikki Hamblin de Nueva Zelanda.
Durante la carrera, ambas corredoras tropezaron y cayeron al suelo. En lugar de seguir su camino, D'Agostino se detuvo para ayudar a Hamblin a levantarse y continuar la carrera juntas. A pesar de sus lesiones, ambas atletas mostraron un espíritu de compañerismo y generosidad que capturó la atención del mundo entero.
Diego Méntrida
Con tan solo 21 años, el madrileño Diego Méntrida dejó pasar la oportunidad de subir al tercer cajón en el Triatlón de Santander junto a Javier Gómez Noya, porque dejó pasar a James Teagle, quien había tenido una equivocación, perdiendo el tercer puesto.
El español pensó que no era algo leal adelantarlo por un error en la última curva del recorrido y esperó unos metros antes de cruzar la línea de llegada a que Teagle lo alcanzara, demostrando que sus acciones valían más que una medalla de bronce.
El fair play es mucho más que un concepto en el deporte es una filosofía que promueve la igualdad, el respeto y la nobleza en la competición. Los ejemplos mencionados son solo algunos entre muchos que han demostrado que el espíritu deportivo puede trascender los límites del juego.