Desastres bajo la lluvia: los múltiples estragos de las tormentas

La temporada de lluvias ha llegado a la capital poblana y los primeros estragos no se han hecho esperar, pues los reportes de inundaciones y desperfectos de vialidades han sido constantes en los últimos días, pero estos no son los únicos daños que suelen provocar las intensas lluvias, pues además de generar daños estructurales, también pueden llegar a quitar vidas. 

 
Tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo, durante los últimos años, distintos eventos relacionados con las precipitaciones han sido causantes de cientos de muertes, además de generar efectos de rezago de gran magnitud que afectan principalmente a países en vías de desarrollo. 

 
Algunos incidentes son directos, como en el caso de las inundaciones, pero otros, como la destrucción de cultivos son problemas que desencadenan una serie de conflictos que repercuten en zonas vulnerables. A continuación, hablaremos sobre los principales daños asociados a las tormentas. 

 
Una de las principales afectaciones que genera la lluvia se puede observar en el desgaste de infraestructura principalmente en edificios, casas, puentes, líneas eléctricas y torres de comunicación que pueden llegar a colapsar debido al debilitamiento de los cimientos y aparición de fracturas por exceso de humedad en el concreto.  

Los fuertes vientos, las inundaciones repentinas en depresiones, los rayos y las granizadas son factores presentes en la mayoría de las tormentas, y también suelen provocar daños estructurales, aunque en general son los responsables de cortes de energía e interrupciones en los servicios de comunicación. 

 
Las constantes precipitaciones también pueden generar inundaciones a gran escala, especialmente en áreas con un mal drenaje o que son propensas a inundaciones, es decir, ubicadas en zonas de riesgo como barrancas o depresiones, como espacios que están por debajo del nivel del mar. Las inundaciones pueden dañar viviendas, hectáreas enteras de cultivos y provocar la pérdida de vidas humanas. Además, el agua estancada puede causar la proliferación de enfermedades transmitidas por mosquitos y otros vectores. 

 
Por otro lado, en áreas montañosas o con pendientes pronunciadas, las tormentas pueden desencadenar deslizamientos de tierra. La saturación de agua en el suelo por las lluvias intensas debilitar los taludes y provocar el desplazamiento de grandes volúmenes de tierra y rocas, lo que representa un peligro para las comunidades cercanas. 

 
Las tormentas con granizo y vientos de más de 60 km pueden dañar los cultivos agrícolas, destruyendo cosechas enteras en cuestión de minutos. Este escenario en particular desprende una serie de efectos negativos como la pérdida de ganado o la falta de alimento, lo que tiene un impacto económico significativo en la agricultura, sobre todo para los agricultores, así como impacta en la seguridad alimentaria.  

Otros desperfectos que se suman a la lista son la caída de árboles, la rotura de ramas y la destrucción de la vegetación en general. Esto no solo afecta la estética de los paisajes, sino que también puede tener consecuencias ecológicas. Los ecosistemas naturales pueden sufrir alteraciones y la pérdida de biodiversidad como resultado de los daños causados por las tormentas. 

 
Por último, aunque no menos importante, está el riesgo de lesiones personales debido a la caída de objetos, la exposición a rayos, el colapso de estructuras y otros eventos relacionados con el clima. Los fuertes vientos y las condiciones climáticas adversas pueden representar un peligro para las personas que están al aire libre o en estructuras inseguras por ser conductoras de electricidad.  

 
En resumen, las tormentas pueden causar una amplia gama de daños que van más allá de los vehículos y las vialidades. Desde daños estructurales hasta pérdidas económicas y riesgos para la seguridad personal, es importante estar preparado y tomar medidas de precaución durante las tormentas para minimizar los impactos negativos.