El INSEN o el INAPAM son palabras que escuchamos mucho y que de inmediato las asociamos con las personas de la tercera edad, relacionándolas específicamente con esas credenciales que utilizan los adultos mayores para que les apliquen descuentos en servicios como el transporte público.
Sin embargo, pocas personas conocen que la dependencia encargada de expedir dichas tarjetas cuenta con un largo historial del país y es la que se encarga no solo de gestionar descuentos, sino de impulsar políticas públicas a favor de los adultos mayores.
¿Cuándo nace del INAPAM?
Fue a principios de la década de los 70 cuando el gobierno federal creó el Instituto Nacional de la Senectud (INSEN), el cual tenía como propósito ayudar y orientar a las personas de la tercera edad en diferentes entornos de la vida y la administración pública.
Sin embargo, fue en 1979 cuando se decidió reestructurarlo y convertirlo en el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), y hasta octubre de 1980 por primera vez recibió presupuesto público para su operación.
Tres empezar a operar como un organismo público descentralizado, el INAPAM comenzó a otorgar servicios de atención médica a través de convenios con organismos públicos y privados, además de promover actividades culturales, recreativas y de interés general para los adultos mayores.
Para brindar los servicios con mayor facilidad, se inició con un proceso de afiliación para las personas de más de 60 años, las cuales recibieron una credencial que les daba acceso a los diferentes programas de la dependencia.
Es justamente esa la función por la que el mayor número de personas reconoce al INAPAM, pues esta credencial le da acceso a los adultos mayores a diversos descuentos en servicios y bienes, además de que es utilizado como un medio de identificación oficial.
Pero además de estos descuentos y atenciones que tienen con la vejez en México, el INAPAM se encarga de regir la política nacional a favor de las personas adultas mayores, pues tiene por objetivo coordinar, promover, apoyar, fomentar, vigilar y evaluar las acciones públicas en torno a este sector de la población.
Su operación incluso está regulada directamente en la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores, que establece una serie de requisitos como es procurar el desarrollo humano integral de los adultos mayores a través de un desarrollo pleno de su vida.
Esto incluye que el INAPAM tiene injerencia directa en procurar que se generen fuentes de empleo y ocupación, retribuciones justas y asistencia para los adultos mayores que deseen permanecer en el mercado laboral.
También tiene que velar por la erradicación de las desigualdades e inequidades que hay en contra de los adultos mayores, promoviendo programas de concientización para que la de la vejez sea incluida en todos los entornos de la vida pública.
Aunque hoy en día el INAPAM sigue promoviendo este nombre como el oficial, en enero de 2002 se publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto por el cual se modificó su nombre al Instituto Nacional de Adultos en Plenitud (INAPLEN), que a pesar de tener reconocimiento oficial, muy pocas personas reconocen bajo este título.
Hoy en día podemos ver que el INAPAM promueve muchas acciones en favor de las personas de la tercera edad, aunque estas no siempre reciben la promoción de vida, como bolsas de trabajo y actividades culturales para este sector de la población.